Yiye Avila

Pasión y Entrega

¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora? Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.

1° Corintios 15:30-32

Es difícil vivir esta palabra, pero al parecer a este hombre le parecía hacerlo con agrado, este hombre entregó su vida a Cristo por completo, realizando evangelismo por doquier, pese a que era un hombre dedicado al deporte y a enseñar medicina. Fuera de todo esto el hombre creció en una casa católica, luego de decaer o ser diagnosticado con una enfermedad conoció a Cristo y desde entonces no dejó de predicar a Cristo hasta su último día de vida.

Un hombre entregado a Dios en todo ámbito de su vida, se negó a sí mismo para cumplir la voluntad de Dios en vida.

Pareciera que este tipo de entrega hoy no existe de verdad, más que solo en una alabanza que cantamos y la emoción en el momento, la pasión que tenía este hombre fue enorme y el amor que sentía hacia Dios lo mantuvo en pie hasta el día de su muerte.

Hermanos, los exhorto en el amor de Dios a que podamos entregar nuestra vida por completo a Cristo, así como lo hizo nuestro hermano, y no solo él, si no muchos más.

Nuestro mismo Salvador al momento de ir a orar al monte, dice la Escritura que clamó y dijo al Padre: “Padre si quieres pase de mi esta copa, pero que no se haga mi voluntad si no la tuya”. Palabras completas de una entrega plena a la voluntad del Padre, esperando a que lo considerara, pero mejor aún, rindiéndose a la vida del Padre.

Aprendamos a vivir de lleno en Cristo y presentar a Cristo en todo, que podamos entender esto en amor y no esperar que Cristo nos enseñe a la mala.

Somos precipitados a hablar y actuar, eso muchas veces nos lleva a errores terribles en nuestras vidas, pero Cristo nos puede ayudar a corregir esta área en nuestra vida.

Hermanos, luchemos por morir a este mundo, para que por fin logremos renacer en la vida de Cristo. Amén.