He decidido seguir a Cristo

“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.”

Hechos 16:25

Este es un himno que se compuso en la India. Sus letras están basadas en las últimas palabras de Nokseng, quien junto a su familia –por la predicación de un misionero– fueron a Jesucristo con arrepentimiento y confiando en Él como Salvador y Señor.

Hace más o menos 200 años atrás hubo un movimiento misionero evangelístico, y así llegó el evangelio a un lugar muy peligroso y cerrado. Los misioneros encontraron la forma de llegar a diferentes grupos con ideologías distintas.

El jefe de la tribu junto al pueblo se enteraron de la conversión de esta familia y les confrontaron a dejar su fe, pero el padre se enfrentó a ellos convencido de lo que creía y dijo “He decidido seguir a Cristo, no vuelvo atrás”, entonces sus hijos fueron muertos delante de sus ojos.

Una vez más el jefe insistió mostrándole a su esposa para que desistiera de su fe, entonces él dijo: Aunque nadie se me una, lo seguiré diciendo “He decidido seguir a Cristo, no vuelvo atrás”. En ese momento su esposa es muerta ante sus ojos. El jefe le vuelve a decir ahora para que se salve, más él respondió: “La cruz delante de mí el mundo detrás de mí, yo no vuelvo atrás” en ese instante cayó muerto. Su vida fue impactada por Cristo, nadie lo obligó.

De esa persona nació esta alabanza, es tremendo cuando pienso en mis hijos y familia.

Pasaron los días y el jefe se quedó pensando en qué provocó que Nokseng no negara su fe, que es lo que hizo el hombre del otro continente para cautivar al autor. No lograba entender la fe potente que tenía. Pero el Espíritu vino sobre él y le convenció. La adoración del autor en medio de su aflicción de ver a su esposa e hijos muertos causó tal impacto que toda la tribu creyó en Jesucristo como su Salvador. Este himno es el que se entona ahora entre los perseguidos de Cristo allá en la India.

Pablo y Silas por causa de una mujer fueron golpeados y encarcelados, en ese lugar con la sangre en su cuerpo, con sudor, con cepo sobre ellos estaban ahí en la cárcel, en el lugar más oscuro. Ellos anunciaban la palabra apasionados por Jesús, unos grilletes no apagaron el fuego que había en sus corazones. Ahí encadenados empezaron a adorar en medio del dolor, en medio de la incomodidad, nació una alabanza para el Señor. En ese lugar donde solo había gritos, dolor, reclamos, angustias los demás presos empezaron a escuchar sus voces y quizás dirían ¿están cantando?

En mi adversidad yo no puedo callar este día, estoy seguro que nacerá una alabanza para aquel que me ha sustentado.

En medio de las alabanzas ocurre el milagro, hay una transformación. Aquellos hombres fueron liberados. El carcelero quería quitarse la vida. En el canto de la aflicción hubo salvación para otra familia. Este carcelero va donde Pablo y le dice ¿qué debo hacer yo? Y él le respondió cree en Cristo y serás salvo tú y tu casa. Hubo salvación.

Tal vez se pueda preguntar usted en esta situación: pero si hicimos bien, ¿porque vivir esto o aquello? Pablo sufrió, padeció pero en él no hubo ninguna queja, en ningún momento, jamás se quejó por el contrario en lo más terrible de su vida cantó a Dios. Me cuestiono: ¿Por qué por cosas tan pequeñas mi boca se cierra? En medio de cualquier adversidad ahora no puedo callar. En diferentes situaciones de nuestra vida Dios ha hecho misericordia.

Porque para mí vivir es Cristo, y morir es ganancia.

Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;

Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Diga en medio de su aflicción:

Aunque mi esposo no sirva a Dios, venga la enfermedad, el trabajo escasee, aunque la economía golpee la casa, aunque mis amigos me abandonen, la familia se vuelva en contra, aunque el matrimonio se ponga difícil, aunque mis hijos se aparten de la gracia del Señor, aunque me levanten falso testimonio, aunque los tuyos no quieran saber más de ti, aunque la respuesta tarda en llegar.

Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Con todo, si lo hemos aprendido, debemos ponerlo por obra, si alguno está viviendo algo le invito a adorar en medio de la angustia y el dolor. ¿Cómo adorar en medio de la aflicción, en medio de la angustia, cuando creemos que Dios no nos responde? A veces nos quedamos callados, nos ayude el Señor. Hoy tal vez hay un cristiano enfrentándose la muerte.

Yo no volveré atrás, aunque la enfermedad llegue, diga

Yo he decidido seguir a Cristo

La cruz está delante el mundo detrás.

Que podamos madurar nuestra fe, y pongamos nuestros pies firmes. Cuando no quiera avanzar, o no pueda avanzar, recuerde estos himnos, no podemos retroceder. Hubo un sacrificio hermoso y costoso. Que en su debilidad los demás le puedan ver fuerte, en su peso o enfermedad le vean fuerte adorando al Señor, en medio de esa angustia adore al Señor, ¡adore con el problema! Algo ocurrirá, quizás un milagro, en la debilidad de la carga adore al Señor. Cante cuando cuide a su enfermo, cuando no hay nada en su despensa adore al Señor, Dios proveerá en la sequía. No hay nada imposible para Dios. Nadie puede amarnos como él, él se hace cargo del desamparado.

En medio de su lucha usted aprendió que va a tener que llevar una alabanza al Señor, hacer viva cada enseñanza. En la enfermedad nacerá un cántico, en la soledad nacerá un cántico, en la adversidad nacerá un cántico para Cristo. Recordemos adorar a quien nos salvó. De donde vendrá mi socorro, con todo me alegraré en Jehová, aunque mi padre y madre me abandonen con todo le alabaré y me gozaré en el Dios de mi salvación. Quiero pedirle que lleve todo a las plantas de Jesucristo, porque sé que nuestro canto llegará ante su presencia. Aunque esté botado, te adoro Señor, en medio de una pocilga como Pablo y Silas en la prisión digamos: “te adoraremos Señor, levantaremos nuestras manos” Amarte sobre todas las cosas Señor.