Aprendiendo de la creación de Dios: El caballo

“El látigo para el caballo, el cabestro para el asno,
Y la vara para la espalda del necio.”

Proverbios 26:3

INTRODUCCIÓN

Los caballos vienen de la familia de los equinos, son herbívoros, tienen un promedio de vida entre los 25 y 30 años, son muy rápidos y pueden alcanzar una velocidad  cercana a los 88 kilómetros por hora.  Existen alrededor de 300 razas de caballos, tienen una excelente Visión; además, ellos para respirar al correr, no necesitan parar sino, que aspiran con cada salto que dan.

El caballo blanco

Esta raza de caballo, es también conocida con el nombre de pura raza española. Como su nombre lo indica, son caballos provenientes de Andalucía y se encuentran en el grupo de caballos de mayor antigüedad en el mundo; tienen como característica una piel rosada de pelaje blanco, sus ojos pueden ser de color azul, marrón o miel. Es un caballo muy valioso, que sólo gente adinerada y de la familia real, tenían derecho de montarlo.

Si nos vamos a las escrituras, los caballos blancos representan la guerra y la realeza.

El jinete del caballo blanco

Jesús vino humilde en un pollino de asna, cuando vuelva,  vendrá montado en un caballo blanco, mostrando su realeza, Él es el Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:11-16).  El rey admirable listo para la guerra. Viene para juzgar, el justo y santo.

Correr por Cristo

El caballo es un animal muy veloz, se ocupa en competencias y corre hasta llegar a la meta ¿Nosotros estamos corriendo por Cristo? ¿Queremos llegar a la meta?

Recuerdo de pequeña que las calles estaban muy anegadas, casi imposible de transitar y los autos quedaban en pane; mi papá  me llevaba en un auto muy antiguo y el agua entraba y me mojaba, pero no importaba porque  íbamos  a servir al Señor, corríamos por él.

Respirar como caballo

Los caballos pueden respirar sin descansar durante una carrera, ellos inspiran cuando efectúan los saltos. 

De la misma manera, nosotros  que corremos hacia la meta necesitamos el impulso diario de la fe y no parar. La fe viene por el oír y el oír por la palabra del Señor.

No distraerse como el caballo

Al tener sus ojos en los costados puede distraerse fácilmente,  porque se pone nervioso o tenso lo que puede hacer que pierda su rumbo.

En las carreras les colocan viseras para que su mirada siempre sea al frente.

Si lo llevamos a nuestra vida, nosotros no debemos mirar a nuestros hermanos (somos imperfectos) porque nos puede hacer perder la dirección, sino sólo mirar a Cristo, el blanco perfecto.

Seamos domadas por Cristo

El caballo para ser útil, para ser montado, necesita ser domado. Si el caballo es tranquilo, él es domado por una persona que va su lado y lo acaricia mientras le enseña. 

Pero si es reacio, se aplica una doma más dura,  tiene un proceso de constante disciplina. En la palabra habla: 

“El látigo para el caballo, el cabestro para el mulo.”

Tenemos que ser domados para ser montados por Cristo. Nuestra carne debe estar domada por el Señor (con el Espíritu Santo como el paracleto, que nos  ayuda a ser montadas).

Tan atrevida la boca, al hablar, la boca también se doma.

No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se pueden dominar. Salmo 32:9

¿Cuántas veces somos mujeres difíciles de abordar y tienen que ponernos cabestros?  Mujeres que hay que ponerles frenos para ser domadas. Solo Jesús puede domarnos; a veces, parece que nadie puede decirnos nada, somos como caballos indómitos. Seamos caballos de honra con entendimiento, que la palabra sea nuestro respirar, que nuestro espíritu tenga de donde sacar, que la palabra more en abundancia en nosotras.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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