“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
Apocalipsis 3:12-13
Filadelfia, una ciudad situada en un lugar de muchos terremotos, era una iglesia con poca fuerza porque tenía pocos miembros.
Jesucristo el que tenía la llave de David sobre sus hombros abrió una puerta, la de la salvación. Por ahí entramos, pero también debemos seguir caminado, correr la carrera y permanecer fieles, porque El Fiel y Verdadero quiere hacernos columnas de su Templo.
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí”. ¿Porque dice lo haré columnas? ¿Qué son estas columnas? La Biblia nos relata sobre la construcción del primer templo, el Templo de Salomón. Para hermosearlo el rey Salomón mandó hacer dos columnas de bronce bruñido, que es un bronce pulido.
El Orfebre para hacer la columna de bronce trabaja el bronce, primero fundiendolo en fuego a altas temperaturas, eliminando las impurezas con chorros de arena, luego puliendola con piedras abrasivas y algunas veces también con ácido. El bronce representa a el hombre.
“Yo lo haré”, significa que Dios mismo trabajará en el hombre que venciere así como el orfebre trabaja el bronce bruñido, Él hará en el hombre. El Señor quiere tratar con nosotros para un día ser parte de Su templo. Quizás en el proceso de ser trabajados nos puede doler, en las dificultades pasar muchas cosas y si no se está bien formado es posible volver a ser fundidos, terrible, porque habrá angustía.
Las columnas estaban delante del templo, no estaban para afirmar sino para hermosearlo, estaban puestas de este-oeste, como la salida del sol de oriente a occidente, y cuando el sol se reflejaba en ellas alumbraban todo el templo.
Estas columnas de bronce bruñido no tenían luz propia pero brillaban cuando la luz se refleja en ellas. Así el Señor, que es el Sol de Justicia quiere que le reflejemos. Esto será solo posible cuando el Señor, el gran orfebre haya trabajado en nosotras como el bronce bruñido. En este mundo el Señor quiere también que seamos como estas hermosas columnas que cuando Cristo alumbre en nosotras demos luz a este mundo.
“Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios”, Dios nos dará nombre como columna del Templo, como antes lo hizo en el Templo de Salomón.
En 2 Crónicas 3:17: “y colocó las columnas una a la mano derecha, y otra a la izquierda; y a la de la mano derecha llamó Jaquín, y a la de la izquierda, Boaz”.
Nombres con significados hermosos, Jaquín, que significa “Dios establece”, y la otra Boaz que significa “Él es la Fortaleza”. Estas dos muestran el orden de Dios en el hombre cuando es llamado por Él, porque primero establece y luego fortalece, cuando el sol de Justicia alumbra al hombre. A Él le place llamarnos, esta es la primera columna Jaquín, a Él le place establecernos, fundamentarnos, pero como hombres al tener dificultades, recordemos que siempre está la otra columna Boaz que dice que Él fortalece, ¡si! Dios será nuestra fortaleza, que esta sea nuestra convicción en el proceso de transformación. Cuando venzamos vamos a ser como Él quiere y estar con Él en la eternidad. Dios tiene misericordia de quién quiere.
¿Como están tus fundamentos en tu vida, en tu hogar?
Estoy empezando mi vida como mujer casada, mi hijo está pequeño, entendiendo que ya no soy una hija dependiente de mis padres sino ahora soy una mujer que tiene su propio hogar. Ahora tengo pensamientos diferentes en mi nuevo hogar. Mi fundamento es que en medio de mi vivir, cuando hay varias cosas que muevan el piso Dios será mi fortaleza, que Dios hará en mi vida y me formará como Él quiere y que es bueno, para no salir nunca más de Su Templo.
Corazones transformados por Cristo 