Esmirna:¿Estás sirviendo con fidelidad para recibir estas recompensas?

“No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”. Apocalipsis 2:10-11

Mis padres cristianos, crecí como se dice “bajo las bancas” siempre en el evangelio, pero he sido una cristiana bien mañosa con el Señor, he perdido el tiempo. Personalmente no pasé las tribulaciones del tiempo de Esmirna. Mis hermanos vivieron una persecución descarnada. El Señor les llama ricos. Muchos hermanos de la Iglesia eran usados como antorchas, los hijos eran comidos por leones. Más en medio de su aflicción recibieron palabra del Señor: No temas.

“No temas“, si vale la pena servir al Señor, el diablo puede acechar, pero habrá que levantarse como viendo al Príncipe de Paz, al Rey de reyes, nuestro Dios es quien todo lo ve.
“Tendréis tribulación por diez días”, no significa literalmente esto, sino que el Alfa y Omega tiene control de las situaciones, para él tiene sentido el ser probados, porque Dios tiene control de los tiempos.

“Sé fiel hasta la muerte“. Si, el Señor nos anima a ser fieles. ¿Estoy siendo fiel en medio de mis aflicciones? ¿Cuáles son estas? Todo nos ayuda bien, con Cristo somos más que vencedores. ¿Cómo negar a mi Salvador? Hubo un varón que fue un martir que no negó al Salvador. Policarpo, obispo de la Iglesia de Esmirna, el fue atribulado, incitado a negar a Cristo de muchas formas, le dijeron que si no lo hacía moriría, ardería y así fue. Antes de morir dijo:
“Para ahora he servido a mi Señor Jesucristo ochenta y seis años, y jamás me ha hecho daño alguno. ¿Como podré entonces negar a mi Rey, quien hasta aquí me ha guardado de todo mal, y quien tan fielmente me ha redimido?”. Entró en el reposo de los santos. Policarpo fue fiel hasta la muerte, para él había un galardón incorruptible una corona de vida eterna. No moriría más, sino que viviria eternamente, en el juicio no sufrirá la segunda muerte.

“Y yo te daré la corona de la vida“. En Esmirna habían juegos en los que se premiaba a los ganadores con una guirnalda o corona de flores. Esta era perecible, más la corona de la vida es aquella que perdura, el es galardón a aquellos que fielmente terminaron su carrera. El galardón es la vida Eterna, en Cristo Jesús, porque nuestro redentor venció a la muerte.

“El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”. Si el Señor no viene antes, llegará el tiempo y moriremos, esta es la primera muerte, pero en Cristo será para llegar al celestial hogar y estar en comunión con Dios. Pero habrá un juicio y la condenación será la muerte segunda, que es aquella en la que, los que no estén en el libro de la vida serán echados al infierno (Apocalipsis 20:15).

Cuando estoy en dificultad, ¿hay duda en mi corazón, estoy siendo fiel?
¿Puedo decir: Dependo de ti Señor? Si hay duda del Señor estamos a tiempo de arrepentirnos. Si soy fiel, nuestro Dios tiene hermosas recompensas.
Ciñamonos con fuerza nuestros lomos, esperando firmes a Cristo, viviendo en el primer amor. Hay que seguir, no sea que siendo heraldo para unos seamos reprobados. Todos podemos comenzar la carrera, pero lo importante es terminarla, es ser fiel hasta el final.