Muchas veces nos fatigamos, y las fuerzas parece que ya no quedan. Es el momento en que debemos pedir a nuestro Señor que nos dé más fuerzas para seguir para estar en su Obra, entonces podemos clamar al Señor diciendo que su Espíritu venga a nosotros y así será.
“Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre” Juan 14:16
Aquí el Consolador hace referencia al Espíritu Santo; el origen de la palabra viene de paracletus, y éste del griego KOINÉ παράκλητος (parákletos). Una con combinación de “para” (al lado) y “kalein” (llamar).
En el evangelio de Marcos, nos relata la historia de los discípulos cuando estaban en medio del mar en contracorriente con viento contrario ya siendo la cuarta vigilia, la hora más oscura, ellos estaban fatigados, en medio de esa tempestad gritaban, pero el Señor estaba ahí y los socorrió.
Así como Jesucristo estuvo junto a los discípulos, el Espíritu Santo también estará junto a hijos. El espíritu siempre está y viene a alentar, a confortar, a consolar, a llamar, a orar, a recibir y viene a rogar. Ese mismo Espíritu que estaba con el Señor, como lo decía Isaías 61:1: “El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros” Una promesa fiel para nosotros.
Hubo barcos grandes llamados Galeón, ahí había hombres que pagaban condenas, estos tenían que mover los barcos, remaban por tiempos fatigándose, ellos eran afligidos si paraban. Así a veces también vivimos situaciones, y que no paran que latigan. Pero nosotros podemos decir: “para kletos=ven a mi lado” hay que decirlo en los momentos que ya no damos más, gemir “ayúdame”. Muchas veces los vientos contrarios son las enfermedades, las situaciones, las finanzas, las emociones que sufren, si no es suficiente su fe, decir: “alma ordénate”. Los galeotes morían en medio de sus aflicciones, nosotros no, en Cristo tenemos esperanza, gozo y cuando es mucho clamemos: “para- kalein” y nos infundirá aliento, sanará nos dara fuerzas, Alentadonos digamos unas a otras como Dios le dijo a su pueblo “Consolaos pueblo mío”. El Espíritu es real, estando enfermas el sana, el que busca halla, a el que llama se le abre, siempre está. El da la fuerza que necesitamos para seguir. Él nos dará la palabra para seguir, nos alentará, nos ayudará a gemir cuando abramos nuestra boca.
Corazones transformados por Cristo 