¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Apocalipsis 40:28-31
El águila es muy representativa en muchos países. Tienen un simbolismo de majestuosidad. Existen cerca de 60 especies de águilas entre ellas el águila real y el águila calva. Prácticamente no tiene depredadores salvo el hombre. Habitaron casi en todos los continentes.
En Job 39:27-28 nos muestra donde habitan “¿Se remonta el águila por tu mandamiento, y pone en alto su nido? Ella habita y mora en la peña,
En la cumbre del peñasco y de la roca”
Habita en las montañas altas, y desde ese lugar puede divisar sus presas. Se alimenta principalmente de mamíferos pequeños, peces, animales muertos aunque no es carroñero. Tiene una visión que le permite detectar lo que se mueve a más de una milla. Tiene pico grueso. Pesa entre 3 a 7 kilos. Mide entre 80 a 100 centímetros. Y cuando abre sus alas mide de 1,5 a 2 metros. Vive en libertad de 12 a 15 años y en cautiverio hasta 40 años.
Desmitificación: El águila no vive cerca de 80 años, y no sube a los montes para rejuvenecer cuando se desprende sus alas y se quiebra el pico por 5 meses. Se usa este argumento para motivar a la gente. Esta ave no podría estar sin alimento por tanto tiempo y más, con una herida.
Lo que si hace es afilar su pico. Este dicho probablemente se ha usado en virtud del Salmo 103:5 “te rejuvenecerás como águila”
Es una ave muy veloz puede alcanzar una velocidad de 250km/Hora, lo que hace que su ataque sea certero. Es muy territorial y acapara una gran área. Aunque no es peleadora.
Imitemos su paternidad:
Es un ave monógama. El águila corteja a su amada en el aire, tomándose los talones con firmeza y con delicadeza a la vez. Ambos crían a sus aguiluchos, si él o ella sale de su gran nido el otro siempre queda para cuidarlos, están cien por ciento comprometidos.
Las serpientes son depredadores de sus crías, a veces se esconden en sus nidos, pero cuando el águila la ve, la toma y la remonta a los cielos y desde ahí la lanza.
Hermoseados por Cristo
Los aguiluchos nacen feos y su parecer es de cualquier ave, pero conforme van creciendo se va mostrando su hermosura, y genera expectativas. De la misma manera sin Cristo no tenemos gracia, no nos vemos bien, pero después que vamos conociendo al Señor, él nos hermosea. El Señor empieza a tratarnos. Como Israel, quiere que nos despojemos de la mente de esclavos para que vivan como libres.
Anhelemos lo que Dios tiene para nosotros
El águila que se creía gallina: Había un aguilucho que se había criado entre gallinas. Escarbaba en la tierra para comer gusanos e insectos. Aprendió muchas cosas en la granja. Pero un día quería ser alguien diferente, y empezó a ver a los animales: se fijó en el burro, le pareció demasiado terco y pensó que lo iría bien. También quiso aprender de la vaca… pero no le gustó su forma de mirar en la vida, siempre indiferente a la realidad que le rodeaba, como pensando siempre que el otro prado que hay más allá parece más verde
Y vio a un águila en el cielo y preguntó a una gallina que estaba junto a ella:
– ¿Qué es?
– Es el águila, el rey de las aves, respondió la gallina.
– ¡Qué belleza! ¡Cómo me gustaría a mí volar así…!
– No pienses en ello, le dijo la gallina. Añadiendo: Tú y yo no somos somos como ella.
Pero no se conformaba. Un día dos ecologistas la vieron y le dijeron que era un águila, y empezó a volar un poco y se caía. Sin más conformarse, le recordaron que siempre mire el cielo y que vuele y no pare, voló y voló no volvió hacer gallina. Nos dicen que nos quedemos como estamos pero no debemos hacerlo tenemos que cumplir el propósito para lo que fuimos creados.
Estar en el lugar en que Dios quiere que estemos. Hacer y estar en lo que Dios nos capacitó, no procurar el don de otra persona. Ni uno va ser más importante que otro, anhelemos lo que Dios quiere de nosotros para entrar al propósito de Dios.
Dejemos nuestras dependencias.
Las aguileras son tan enormes y puede haber aguiluchos grandes que se niegan a salir del nido. Están seguros en su zona de confort. Si salen antes de tiempo habrá daño, vivirá en peligro, porque no terminaron su proceso de crecer. El águila para enseñarle a volar le ayuda a saltar de rama en rama. Son pequeños pasos de fe. Mas otros no quieren salir pues se sienten bien, tienen el alimento y cuidado, en esta situación el águila papá se aparta, el aguilucho al no tener alimento empieza a salir, pero a lo lejos el águila lo ve y está pendiente de él. Deberán dejar su nido para formar el suyo propio.
Muchas veces nosotros dependemos de amigos, padres espirituales, pastores, pero Dios sabe que no es bueno. Y pasamos procesos para crecer y avanzar. Y cuando no queremos Dios nos obliga y muchas veces parecemos que estamos solos.
¿Cuántas veces no he querido salir de mi zona de seguridad?
El águila es obediente. Es tiempo para avanzar, Dios quiere que avancemos. Remontémonos como águilas, obedeciendo al diseño de Dios. A veces nos llegamos a trizar, Dios no nos va dejar solos pero nos va a estar observando.
Cuidemos lo que dejemos entrar al corazón. Siempre Dios tiene pensamientos de bien para su vida, ¿porqué nos cuesta tener la mente de Cristo?
El águila muere volando. Cuando sabe que va morir se enfrenta a ello. Es algo natural para él, el volar alto los cielos. Hace lo que más le gusta. ¿Cómo nos afanamos tanto y no damos gracias por el día a día? Hacer lo que hagamos con gratitud.
Sin historia en Dios no hay gloria en él. Sin prueba en Dios no hay victorias en él. Sin rendición no hay bendición. Cuando no nos rendimos al Señor es imposible que llegue la bendición, el águila entiende su propósito. Quiera el Señor que nosotros entendamos nuestro propósito. Sin quebrantamiento no hay crecimiento.
Si no hemos sentido el llamado de Dios, preocupémonos. El Señor nos ayude a tener puesta la vista arriba, una mirada como hijo del Señor. Tengamos una mirada celestial una mirada desde arriba en las situaciones, poner nuestros ojos en Cristo.
Corazones transformados por Cristo 