“Porque dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”.
Apocalipsis 3:17
Desventurado: desgraciado ( que padece desgracias), conlleva desventura, gran dolor o sufrimiento.
Ciego: no ve lo de Dios
Desnudo: no tiene la cobertura de Dios.
La iglesia en este tiempo se ha sentido prosperada, enriquecida, rica en bienes. Empezó con el deseo del corazón. Los cristianos tienen trabajos, y ahí el peligro porque poco a poco el corazón va tras las ganancias, se piensa que toda puerta abierta es una oportunidad, una bendición, pero muchas de ellas no lo son, porque no están en la perfecta voluntad del Padre, están solo en la voluntad permisiva. Sin embargo los cristianos de esta posición son desventurados, porque teniendo riquezas, son infelices, porque han perdido en su corazón a Dios.
¿Cuándo llegó este cristiano a este estado?
Recordemos que ser cristiano va más allá de ser un activista, uno que constantemente asiste a la iglesia. Muchas veces la religiosidad oculta la pobreza extrema del espíritu. Una causa es el corazón dividido, un religioso si pudiese elegir algo del mundo lo haría. Tomaría la decisión de ir en pos de cualquier puerta que le hace creer que es una puerta de bendición.
Decisiones tan importantes deben ser tomadas con sabiduría, con consejo, entendiendo que cualquier decisión debe converger hacía lo del Señor, que si me aleja no decidir por eso que esta adelante, aunque parezca bueno. Por ejemplo, un esposo ¿debiese elegir un trabajo fuera de su casa por mucho tiempo? No, porque hay muchas tentaciones, y la palabra lo desaconseja. ¿Un joven debiese decidir por un trabajo que le dañara su salud toda su vida? No, ni por muchos millones. No olvidemos que el corazón es engañoso, y es nuestro peor enemigo.
En la Biblia vemos ejemplos:
Sansón: jugando a ser cristiano, tomo tan malas decisiones ya en su vida adulta, él literalmente llega a ser ciego, desventurado, estuvo desnudo.
David: Tomó la decisión de no acompañar a sus soldados a la batalla y luego en un momento de ocio, decidió por la mujer de Urías. Fue descubierto por Dios. No quedo impune. Él miró, deseo, tomó y mató.
El hijo mayor: Vivía con todo los beneficios en la casa del Padre, mas no lo observó, no lo entendió, teniéndolo todo, fue un desventurado, ciego, infeliz.
Muchas veces como Esaú queremos vender nuestra primogenitura de ser hijos del Señor por un poco del mundo. Las escrituras nos dicen que: “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
1 Timoteo 6:8-10 “Mas yo os muestro un camino aún más excelente nos expresa el apóstol:
“Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de Dios” Mateo 3:11Lo fueron Ana y Simeón al contemplar con sus ojos al Mesías en sus brazos. Bienaventurados, felices porque en medio de toda situación, se puede vivir confiando en Dios.
Aunque se tenga poca fuerzas, hay confianza en la dependencia de Dios. Sin negar la fe, sin negar a Jesús. Somos plenos cuando es rebelado el evangelio a nuestras vidas. Cuando decidimos por nosotros, habrá desventura, las escrituras dicen:
“Yo soy la vid y vosotros las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no podéis hacer nada” Juan 15:5
El cristiano tomará buenas decisiones, si él está injertado a la vid verdadera. Al final las decisiones que tomamos son para la eternidad.
Corazones transformados por Cristo 