Vasijas del maná

Hna. Julia Tapia

El pueblo de Israel salió en un minuto de Egipto y estando en el desierto ellos tenían agua y carne, el pueblo inconforme fue donde Moisés quién escuchando al pueblo habló con Dios. El Señor en Su gran misericordia les dió maná para su provisión. El maná llovía desde el cielo como nieve, aparecía en la mañana seis veces a la semana, lo que se recogía el sexto día les serviría también para el día de reposo. El maná era blanquito y redondo, como hojuelas de maíz con sabor a miel.
El Señor les dio instrucciones para recolectar el maná, les dijo que por cabeza recogieran un gomer de maná cada día y que se consumiese en el mismo día.

El Señor les dió una orden en Éxodo 16:20: Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.

La cantidad que recogían era la necesaria en la providencia de Dios para cada día.

Vasijas del maná son recipientes que contienen alimento diario, alimento que debe ser renovado diariamente por la Palabra del Señor para que no se agusane y hieda. Son vasijas que reflejan qué tanto le creen porque Cristo mismo es alimento del alma.

En Deuteronomio 8:3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Aquí nos dice que el Señor afligió a Su pueblo para que le deseara, días de aflicción son momentos que producen en nosotras una necesidad intensa de estar con Él, es cuando aprendemos a depender de Él. Desearemos a Cristo y desearemos Su Palabra que sabe como a miel desearemos el maná. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”

No guardemos en nuestra vasija, por situaciones del día a día, dolor, rabia, resentimiento y terminemos agusanadas con un corazón perverso y actuemos conforme a esa condición; sino pastoreemos nuestro corazón y digamos a nuestra alma: “alma mía no delires, alma peleadora, la palabra dice !Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar. (Isaías 48:18)”. Obedezcamos a Su voz, no guardemos en nuestro corazón aquello que de ninguna forma nos conviene.
Cuando el tabernáculo del templo se construyó se hizo una representación de la vasija del maná y fue una vasija de oro. Esta vasija estaba al lado de los mandamientos del Señor puesta en un lugar muy privilegiado representando la provisión que Dios había dado a Su pueblo; en este día deseemos ser como esa vasija, dando testimonio de que Cristo vive en nuestras vidas y Él es suficiente para vivir, por Él podemos dar del alimento diario que sabe cómo a miel a los que nos toman y rodean.

Hermanas confiemos en el Señor que las situaciones diarias son para nuestro bien, que sirvan para que tengamos hambre de Él. Dejemos que Su palabra que es dulce nos renueve este día.

¡Que Dios les bendiga, queridas hermanas!

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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