Hna. Alicia Santander
En Romanos 9:23-24 nos dice:
“y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? “
Cuando nos llama el Señor no nos dice solo “ven”; Él nos llama por nuestro nombre, nos conoce desde antes.
Los vasos de misericordia tienen la misma función que las vasijas de honra, pero estas vasijas estaban en los caminos, en lugares visibles para todo aquel que pasara encontrara agua fresca. Como cristianas debemos ser vasijas de misericordia, vasijas que sostienen la necesidad de otros. Al estar en el camino y no en la iglesia los perdidos, descarriados, afligidos pueden volverse al Señor.
Como vasijas de
misericordia podemos empolvarnos con problemas, pero aún así debemos
tener agua limpia para dar. Con nuestro Señor Jesús, el ser mas
misericordioso, no fueron misericordiosos y puede pasar que con nosotras
sea de la misma manera, pero no nos desanimemos, recordemos que un día
seremos recompensadas en Su presencia y el Señor dirá “tuve sed y me
diste de beber…” . Nuestro servicio de misericordia a nuestro prójimo
es un servicio al mismo Hijo de Dios. ¡Qué maravilloso hacer un servicio
para su gloria!
Nuestro Señor Jesús como vaso de
misericordia, dió pan físico y espiritual, alimentó a los 5000 pero Su
Misericordia inmensa junto a Su amor nos dió su Justicia, que
desesperadamente necesitábamos y que no teníamos, Dios este día nos ve a
través de Él.
Gálatas 6:9 nos dice “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.
¡Ánimo hermana!