Si quieres que Dios te use, CAVA más profundo.

“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. Jeremías 2:13

Jeremías era el profeta llorón, Dios hablo a través de el en contra la idolatría que había en su pueblo.
Dos males hicieron:
Dejaron a Dios
Cavaron cisternas para sí que no retenían aguas.
¿Cuántas veces nosotras hacemos lo mismo que ellos?
Dejamos a Dios y vamos tras nuestros propios ídolos y nuestras formas. Por ejemplo, dando importancia a las cosas de la casa, poniendo a los hijos por encima de El. Lo dejamos
por nuestros propios planes,
por nuestros propios placeres,
por nuestros propias ideas.
Hombres que un día buscaron a Dios ahora son hedonistas, buscando placer como fin supremo de sus vidas y no a Dios.
Como dice nuestro pastor:
“Preferimos la anchura de este tiempo, pero no lo angosto del camino”
No solo los que no conocen a Dios andan en ese camino ancho, sino muchos cristianos también, están engañados en sus corazones, han cambiado sus pecados visibles por cosas más sutiles. Lo impuro no tiene parte con lo del Señor.
Hemos hecho mal al dejar al Señor la fuente de agua viva, agua pura.

En Palestina el agua no abundaba, no habían ríos, había que buscar la forma de buscar agüita. Al igual que aquí en los campos, donde hacen norias para tener agüita, pero al ser Chile un país sísmico estas se quiebran, cuando eso sucede el agua se ensucia, le entra barro, el agua se vuelve impura. Para volver a tener agua es necesario hacer otra noria o usar las tecnologías para encontrar aguas en las capas de la tierra, pero por las sequias es necesario cavar mas, y mas profundo para encontrar agua limpia, pura.

Al alejarse del Señor, empezaron a cavar cisternas para sí. Las cisternas eran tanques o depósitos artificiales cavados en la tierra o roca para la colección de agua. Eran distintas a los estanque, ya que debían estar cubiertas. En Palestina eran muy numerosas. No es malo tener cisternas, pero las que ellos hacían eran cisternas trizadas, mal hechas.
CAVAR: Profundizar
¿Cuántas cisternas están quebradas hoy? Así no se puede retener el agua de vida, Jesús.

¿Qué son esas grietas en nuestras vidas? ¿En qué estamos que no retenemos el agua de la vida?

FALTAS DE PERDON, si no perdonamos nos empezamos a trizar.
HERIDAS DEL ALMA, como el abuso, porque no ha profundizado en el Señor para que sane.
LA INGRATITUD, que lleva a ser una gotera continua, teniendo deseamos más.
EL CORAZON DIVIDO, un poquito aquí y otro poco allá, inconstancia en el cavar.
ARGUMENTOS DE HOMBRES, con palabras, pensando que si no nos saludan no nos quieren.
FALTA DE CONGREGARSE, una grieta que se abre cuando se inicia.
Cuándo identificamos las grietas ¿actuamos? Muchas veces hay mucho orgullo. Si estamos ofendidos, debemos perdonar.
José fue vendido y echado en una cisterna, llego a ser el segundo en el mando en Egipto, no se sabe si perdono, lo que si se sabe es que reconoció que era un plan perfecto de Dios. Para cumplir el propósito del Señor, el permite dolores que nos permitirán madurar.
Al Cavar, profundizar en oración veremos a Cristo, pero al quedarnos en lo superficial quedamos agrietadas, con faltas de perdón, por ejemplo.
Es necesario profundizar en las escrituras, cavar para encontrar las verdades para vivir, comprender su amor que cubre nuestra necesidad. Cristo sana, solo que no nos dejamos sanar.
En cuanto más buscamos del Señor, más seremos usadas.
En el cavar, el Señor saca nuestras religiosidades, el no parcha sino hace odres nuevos, las cosas viejas pasaron y son hechas nuevas
Las cosas ilógicas, se hacen en el nombre del Señor. Así como lo hicieron Pedro junto a los apóstoles, cuando era improbable llenar sus redes, porque no era los tiempos, no estaban los peces, ya estaban cansados, pero lo hicieron en el nombre del Señor recogieron muchos peces. Gloria a Dios.
SI quieres que Dios te use también, cava más profundo. Amén.