DANIEL 1:1 En el año tercero de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió.
Tal y como está escrito, el pecado y el abandono de la Ley de Dios, llevó a Israel a la decadencia moral, espiritual, política y económica. El pueblo de Dios fue conquistado, deportado y humillado.
El libro de Daniel nos habla de dolor, separación, angustia, hostilidad, Pero también nos enseña que El Soberano Dios, siempre está en control de toda situación.
Hoy, tal como en otros tiempos de la historia de la humanidad, vivimos momentos de incertidumbre a escala global. Pensemos solo en una de ellas. La Segunda Guerra Mundial. Cuántas muertes innecesarias; cuánta separación de seres queridos; cuánta pobreza.
¿Cuál es la diferencia entonces?
A excepción del gran diluvio universal, y a pesar de las guerras, el hombre siempre se caracterizó por luchar por sus principios y por el bienestar de los demás, basados en las normas y leyes del Dios de la Biblia, Pues aunque hubo muchos líderes que negaron y atacaron la fe, las sociedades supieron salir adelante gracias a las leyes del Señor.
En estos tiempos, la situación es distinta por esa precisa razón, “no hay temor de Dios”. Pensamientos anticristianos han invadido a toda la sociedad, arrastrándola a aceptar lo que era impensable: movimiento Igtb, aborto, educación sexual torcida para niños, libertinaje, leyes garantistas para los delincuentes. etc..
“En los últimos tiempos habrán hombres amadores de sí mismos, sin afecto natural, calumniadores, …” 2! Timoteo 3.
Preocupación, se respira hostilidad. Una sociedad que no quiere la ley de Dios, hay dolor, angustia, la iglesia del Señor Jesucristo es perseguida por lo que cree y predica.
Este es un programa dirigido a la familia. Creemos de todo corazón que hoy más que nunca en la historia de la Iglesia, debemos pararnos en las Escrituras Y poner toda nuestra fe orar más que antes y buscar la santidad. Eso es lo único que nos sostendrá en tiempos finales.
A los padres:
¿Estamos haciendo todo lo que Dios quiere con nuestros hijos?
Si nos equivocamos solo queda reconocer y pedir a Dios.
Dios tiene un plan perfecto para nosotros:
Una familia en Cristo
Una familia sana
Hijos que sobre todo lo que alcancen, amen al Señor por sobre todo eso.
Cuando Dios trata con el corazón, lo lleva a un punto de anulación.
Corazones transformados por Cristo 