El escorpión es un animal invertebrado de la familia de los arácnidos. Generalmente da temor y personalmente para mí es terrible hablar de este animalito. Las preguntas a las que me he enfrentado son:
¿Qué aprendemos de la vida de un escorpión? ¿Qué no debemos hacer?
Algunas características del Escorpión son:
- Es de la familia de los arácnidos
- Tiene un tronco con sus extremidades.
- Siete ojos, pinzas en su tronco, donde hay 13 segmentos en forma de anillo que le permiten la movilidad.
- Mide entre 12 y 13 cm.
- En su cola tiene un aguijón venenoso.
Sus tenazas le permiten cazar insectos u otros animales vivos como ratones y lagartijas pequeñas. Existen alrededor de 16 especies y prefieren vivir en lugares secos o desérticos. Son de distintos colores, la hembra es vivípara y pone entre 2 y 100 crías y las lleva su dorso cuando nacen. Es un animal nocturno que pasa el día escondido bajo las piedras y sale por la noche para alimentarse.
El veneno del escorpión también puede ser curativo, se ha usado en los tratamientos con cáncer en animales y se espera que también dé buenos resultados en seres humanos.
El veneno en una picadura es lo que me llama la atención. El escorpión emplea su aguijón como arma de defensa y ataque. Primero, sujeta a su presa con las tenazas y no la suelta, y luego introduce su aguijón, produciendo parálisis hasta la muerte.
El escorpión, símbolo del enemigo.
Tiene la capacidad de producir temor, y atormentar a los hombres, tal como el “escorpión cuando hiere al hombre”.
“Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.” EZEQUIEL 2:6
Hace unas semanas pensé que me estaba volviendo loca, el enemigo puede intimidar. De pronto empecé a tiritar y no podía dormir en las noches. Una noche ya no daba más, pedí a mi esposo que me ungiera y en oración reprendió todo espíritu inmundo. Me acosté y amanecí como si nada. El Señor nos ayude y nos sujete en sus manos; seamos valientes, pues vivimos en tiempos finales. En Lucas 10:19 dice:
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.”
Jesús dio autoridad a sus discípulos y a la Iglesia sobre cosas malas, muchas veces representadas por estos animales. Puede el enemigo dañar nuestro cuerpo físico, pero no puede dañar nuestro espíritu, por la autoridad que da Cristo.
El escorpión, en nuestro hablar.
En Ezequiel 2:6 dice también:
Y tú, hijo de hombre, […] moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras.
Las palabras que hablamos pueden provocar en el hermano, en el amigo o en los que nos rodean, desaliento. Las palabras pueden herir el alma, producir temor e incluso llevar a la muerte. Muchas veces nos entronamos en nuestras verdades, que Jesucristo saque todo espíritu inmundo de nuestras vidas, porque nos equivocamos, nos enojamos y podemos traer muerte. Seamos mujeres dadoras de vida para nuestros esposos, a nuestros hijos, a nuestra familia y a los que nos rodean.
Yo era con mis palabras como un escorpión. A mí no me podían decir nada, si alguien me decía una cosa yo respondía 10 cosas más. Hería, culpaba a mi esposo; implantaba el aguijón lo introducía poco a poco, el veneno salía para paralizar o matar. Es una lucha con la carne. Yo sé que somos nuevas criaturas, pero estas obras representan constantemente las luchas en uno. Lo que he aprendido ha hacer ante una situación que no me agrada, es correr, refrenar mi lengua y ver mi pecado para arrepentirme.
La Palabra de Dios es nuestro mejor espejo porque descubre cómo somos.
¿Por qué la iglesia teme? Si en Cristo tenemos victoria. Seamos mujeres de fe. En Su Palabra dice que “nada os dañará”
¿Por qué estamos como los escorpiones con sus tenazas aferrados a este mundo? Andemos como Caleb a la tierra prometida.
Corazones transformados por Cristo 