Apocalipsis

El último libro de la Biblia se considera que es una “revelación de Jesucristo” (1:1). El Apocalipsis comienza con Jesucristo y la voz de alerta a las siete iglesias, también está el mensaje de los juicios de los 4 jinetes. Con un lenguaje poderoso e imágenes asombrosas, este libro presenta la conclusión de una gran historia de salvación, en el que Jesús revierte la maldición del pecado, restaura la creación y vive para siempre entre su pueblo. Aunque hay detalles que no son fáciles de entender, la idea principal es clara “Dios tiene control y logrará su propósito exitosamente”. Apocalipsis nos ayuda a mantenernos firmes en la fe hasta la venida de Cristo.

En cuanto al contexto histórico, nos muestra la situación de los cristianos que estaban sufriendo por su fe, con la posibilidad real de que el padecimiento por Cristo se haga más intenso y generalizado. Juan mismo ha sido exiliado a la Isla de Patmos a causa de su testimonio para con Jesús. (1:9). Antipas, un cristiano de Pérgamo ha sido asesinado por su fe (2:13). En su mensaje a la Iglesia de Esmirna, Jesús indica que no deberían sorprenderse por lo que están por sufrir (2:10).

El Apocalipsis pone en evidencia la situación en la cual el poder pagano se ha aliado con una falsa religión. Aquellos que declaran seguir a Cristo enfrentan constantemente presión para conformarse a esta alianza impía a costa de la lealtad a Cristo. 

El propósito general de este libro es reconfortar a aquellos que enfrentan persecución y advertir a los que se están comprometiendo con el sistema mundial. En tiempos de opresión, los justos sufren y los malvados parecen prosperar. 

Este libro responde a la pregunta ¿Quién es el Señor?, Jesús es el Señor y volverá pronto para establecer su reino eterno. La meta del Apocalipsis es transformar y afirmar nuestros corazones para seguir firmemente a Jesús.

MINISTRACIÓN

El libro de Apocalipsis habla de los tiempos finales y nos da una voz de alerta. La voz de Dios que está presente siempre, recordemos que Él está en el pasado, en el presente y el futuro. Dios es Señor de los tiempos.