¿Tienes pensamientos de fe en medio de la aflicción?

Pastora Eliana Santander

Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.

Lucas 8:43-44

El pensamiento. La mujer del Flujo de Sangre, fue una mujer verdadera. Cuando las mujeres estamos en ese proceso, queremos que pase luego, sin embargo no paraba para ella, largos 12 años cargando sobre su vida la enfermedad y el desprecio de la sociedad.

¿Cuál fue el pensamiento de esta mujer que le creyó al Señor después de 12 años? ¿Cómo piensa el ser humano? La palabra dice en Filipenses 4:8

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

Pero en 12 años ¿cómo habrá pensado?, ella vivía un estigma, según la narración decía que salió por atrás, tal vez también se produjo un decaimiento un sentimiento de desprecio. Ese un momento en el que más se debe reposar porque hay debilidad. ¿Cómo está mujer debió haber andado? No fue un año, ni parecido a un año de pandemia.

Ella vivió una pandemia personal, los cercanos se alejaban pues se la consideraba inmunda. Ella estaba enferma, no existían los paños como ahora, no había avances como ahora, tal vez tenía un flujo abundante. Posiblemente no era solo una enfermedad física, sino también una enfermedad en la mente.

¿Cuántas de nosotras tenemos una enfermedad en el corazón y no nos damos cuenta? ¿Cuántas ideas con faltas de perdón? así como la amargura. Rencores como flujos mentales.

El Señor había estado haciendo muchos milagros, ella debió escuchar que Él sanaba, pero debió tener un pensamiento en su corazón para decir que son doce años. En medio de su enfermedad quizás tuvo pensamientos suicidas, pensamientos de rechazo por la sociedad; no es fácil la enfermedad, es desgastante.

¿Cuántas veces atesoramos cosas en el corazón y nos enfermamos?
Como faltas de perdón. Debo cuidar mi corazón, sino NO serán solo 12 años, algunos están enfermos hasta la muerte. Somos mujeres llenas de rencores, llenas de flujos mentales, situaciones en el corazón que no quieren sanar.

Esta mujer tuvo un pensamiento de fe: “Si tan solo tocaré el borde de su manto” Ese día pasó Jesús, y hubo una idea, tuvo que tomar coraje para avanzar en medio de la multitud hacia el Señor, quiso un milagro de su Dios. Tuvo un pensamiento: Estoy cansada de vivir así. La ancianidad no es fácil, cuando hay soledades, no es partir cuando uno lo quiere, la vida depende únicamente de  Dios, si atesora ese pensamiento, va haber sufrimiento. Cada anciana debe guardar el corazón.

Sí, muchas veces vivimos momentos de aflicción, y parece que el mundo se viene encima, parece que uno quiere  “tirar la toalla” En esos días si no guardamos el corazón terminaremos amargadas.

Esta mujer estaba esperando el momento que Dios cambie su vida, su realidad. Israel esperaba un libertador, un salvador, pero no lo esperaron como un hombre montado en un pollino. Nosotros sí sabemos que es nuestro salvador, el que se reveló al hombre, a seres que solo merecíamos el infierno. Revelado a mujeres encorvadas, con ideas erradas del evangelio, con pensamientos del corazón, que aunque estando errados los hacemos verdades, y con ojos velados, con osadía algunas veces contradiciendo al Señor; sin embargo, cuando viene el Espíritu de Dios nos redarguye y tenemos que llorar al Señor para que los nuestros ojos sean limpios.  Limpiemos las ideas, sino será como lepra con el corazón cargado, porque no andamos en la Palabra.

En medio de la aflicción por sus pensamientos, analice y piense… saque la verdad. Las congregaciones se destruyen porque cuando están esos pensamientos  algunos quieren irse, pero debemos amar y perdonar, 70 veces 7. Cuesta perdonar, ¡Sí! tomar la cruz cada día y seguir, es duro ¡sí! El enemigo (la carne) trae a memoria situaciones que velan los ojos, y todo parece malo en donde estamos. Lo cierto es que todas pasamos momentos de aflicción, pero le pido al Señor, pensarlos bien.  No alimente más las ideas torcidas, no alimente la carne, tan expertas para ver todo malo.

Vivimos tiempos terribles, tiempos de Sodoma, tiempos de muerte.

Había un hombre en su casa, en medio de doncellas, pero el Señor al ver su debilidad manda ángeles y lo saca. El conoce nuestras debilidades, hasta donde podemos soportar, pero más allá de ellas a todas nos va formar. Levantamos argumentos: “es que esto sí, esto no y no quiero”, el Señor dice “quien eres tú, vas a querer” bájate. Y argumentamos nuestras enfermedades, nuestras circunstancias. Las aflicciones se pasan en la iglesia, en medio de la turbación debemos ser fieles hasta el final, permaneciendo como soldados. Las batallas no se pelean en la casa, se hacen aquí en la iglesia, juntas, porque cuando una no puede, la otra sí, y la ayuda llega. La Biblia dice y es una orden “no dejen de congregarse”, aquí en la iglesia viene el amor cuando queremos odiar, viene una palabra cuando estamos afligidas, viene la fuerza cuando no la tenemos, viene la gracia del Señor. De sus vestiduras salió virtud, y Jesucristo está, aunque diga que es lo mismo en la casa, no lo es; hay distracciones, los hijos, el planchado, etc. Jesucristo marca la diferencia.

Ya no está esta mujer con flujos, pero estamos nosotras y el maestro está, no está el borde del manto, pero Cristo está en el Espíritu. Vayamos y digámosle “estoy pasando esto” roguémosle que nos abra los ojos. Aunque los pajaritos ronden nuestra cabeza, digamos “NO” Pidámosle que nos recuerde su Palabra y saque la venda que nos impide ver.

He tenido dolores por situaciones, y he pedido que el Señor ordene el corazón, porque ha sido difícil. Me he arrepentido y he pensado cuánto daño hice. Cuando se va una oveja duele, cuando se van dos, más. Pasar por el desierto es retardar el proceso del Señor, empezamos a dañarnos nosotras mismas.

Tenemos la bendición que cuando Cristo llega, nos cambia. Pensar en todo lo bueno, lo puro pensar en Cristo, por él estamos aquí, la persona más maravillosa.

Perdonemos. En el matrimonio perdonarnos uno con el otro, la vida se pasa ligero. Dios nos ayude. Si no estamos ordenados, esas cosas nos pueden atrapar, demos una pelea como hijas de Dios.

¿Tocaremos el borde del manto o no? ¿Tendremos fe o no? ¿Caminaremos según como el espíritu nos guie o según como me sienta o vea?

Ser mujeres sanas en la fe. Con el corazón decir “Yo y mi casa serviremos al Señor” Si camina de acuerdo a las emociones va directo al fracaso porque muchos se han quedado atrás. Seamos intencionales y luchemos para pensar bien. Acérquese a Jesucristo, él ya lo hizo todo. Pídale un corazón intencional.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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