Estamos con la quinta Iglesia que es la Iglesia de Sardis, esta Iglesia estaba muerta, aunque tenía nombre de que vivía. Sardis significa “sobreviviente”. En apariencia ellos eran solo obras y sus corazones estaban muertos como sus obras. Ellos querían agradar solo a los hombres, pero la Iglesia debe agradar a Dios. Aunque hacían obras en el nombre del Señor, estas eran muertas. Dios no ha hallado sus obras perfectas. Dios escudriña el corazón.
Es importante más que “el hacer” es “el ser”, porque de reconocer quienes somos vendrán por consecuencia las obras, Hacemos lo que hacemos por quiénes somos. Las obras no son para hacernos cristianos. Como cristianas obramos por amor al Señor. ¿Qué sacamos con agradar a los hombres si no agradamos al Señor?
“Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir”. ¿Qué significa “las obras que están por morir”? Son las pocas obras espirituales que aún tenían. Si no lo hacían podían perder su salvación.
“Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas”.
Siempre hay un pequeño remanente, lo podemos ver a lo largo de la historia. En los tiempos de Noé, solo él y su familia fueron salvos, hubo también en los oscuros tiempos de Elías siete mil que no habían doblado sus rodillas ante Baal. En medio de la oscuridad de este mundo en medio de esta pandemia ¿Cuántos permanecen fieles al Señor? Al no congregarnos como antes podemos descuidarnos y también sin saberlo estar muriendo o ya estar muertos. Hacer obras va más allá de ser buenas personas o de ayudar al prójimo, lo que es importante es tener un corazón humilde para el Señor.
Es tiempo de detenernos y examinarnos para preguntarnos ¿Cuál es la motivación de mi corazón al obrar? Es peligroso obrar con razones equivocadas con corazones apartados del Señor y triste no darse cuenta de tal estado de muerte.
En Chile hay muchos dicen ser cristianos, pero Dios sabe quién realmente lo es.
“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.
¿Qué es el libro de la vida? Es el libro donde están escritos los nombres de todos los salvados por Cristo, todos aquellos que han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero y viven para Él. El que venciere tiene la hermosa promesa: no borrará su nombre del libro de la vida.
Pero, si no vencemos ¿que nos espera?
“El Señor dijo a Moisés: Al que haya pecado contra mí, lo borraré de mi libro…”
Habrá una dura consecuencia, el ser borrados del libro de la vida. Muchos creen que la salvación no se pierde, que son siempre salvos y eso peligroso, porque para el Señor uno es de Dios o no lo es. Si no estamos apercibidos, nuestros nombres serán borrados, Su palabra lo dice, debemos seguir a Cristo, el camino y debemos vencer al mundo.
¿Tu nombre está escrito en el libro de la vida?
¿Cuándo uno es inscrito en el libro de la vida? Cuando aceptamos al Señor, cuando vivimos para Él y morimos para el mundo; meditando en lo que dice el Señor. Si no lo estamos haciendo este día, corramos tras el Señor, hacia la meta, con vestiduras blancas, puras.
Solo los verdaderos creyentes vencen. La palabra dice: El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado. En esta pandemia como cristianos estamos en peligro porque podemos fácilmente apartarnos del Señor.
Es fuerte este tema, pero es importante hablarlo porque el Señor quiere que sus hijos estén vivos espirituales en Él, que venzan a sus obras muertas, que tengan fe para agradarle (Hebreos 11:6), que busquen la santidad para verle (Hebreos 12:14). Un día la santidad total será alcanzada, no acá pero mientras escondámonos en la santidad de Cristo.
¿Estamos orando?
Que la carne no se complazca. El que no esté inscrito en el libro de la vida será lanzado al lago de fuego, serán condenados. Pero el Señor promete no hacerlo a los que vencieren, no borrará su nombre del libro de la vida, para que cuando llame digamos “aquí estoy”.
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