Soy amado

Hno. Fernando Cabrera M.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.

Romanos 5:8

Para comprender el misterio del Amor de Dios, en los diccionarios de la lengua castellana, el significado de la palabra Amor, es un conjunto de fenómenos emocionales y de conocimiento que liga a una persona con otra; nuestros pensamientos, lo que siente nuestro corazón cuando el enamorado va a ver a su enamorada, el conjunto físico y sapiencial para ligarse a una persona juntamente con otra. Pero ¿Qué es el amor de Dios para nosotros? El amor de Dios es una interrogante. Solo lo podremos comprender (cosa que nos va a costar mucho) hasta que lo podamos palpar por nosotros mismos, y así saber, cuanto nos ama el Señor. La Humanidad se pregunta ¿Dios realmente me ama? o también se puede preguntar ¿Si Dios me ama tanto, por qué no puedo parar de sufrir? Como cristianos, este tipo de preguntas las vamos a encontrar día a día, pero debemos entender que el amor de Dios es incondicional, y va más allá de los pensamientos que podamos tener. Ciertamente los planes de Dios no los conocemos, no podemos imaginar la magnitud de los planes que el Señor tiene para con nosotros, ni para con la humidad; pero una cosa es cierta, que muchas personas han tratado de encontrar la respuesta; el amor de Dios es tan grande y simple a la vez, que podemos ver su amor en el aire que respiramos.

En el antiguo testamento el amor de Dios se reflejaba en la fidelidad de estar siempre con su pueblo, a pesar de que el pueblo caía, venía el Señor y los levantaba nuevamente. También podemos ver el amor de Dios en sus promesas, y las hacemos nuestras; así en la antigüedad, ellos podían ver el amor de Dios para con sus vidas. Fue tan grande su amor para con nosotros, que llegó a personificarlo, y esa personificación la tenemos a través de Jesús. “Porque de tal manera amó Dios a este mundo, que no negó a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino tenga la vida eterna.” “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32.

El mandamiento que nos dejó, es que tenemos que amar al Señor con todo nuestro corazón, y con todas nuestras fuerzas, pero también amar a nuestro prójimo como nosotros mismos; el mensaje desde que se creó todo, es el amor, de que somos amados de Dios. Jesús a través de su crucifixión demostró el amor del Padre hacía la humanidad, de que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros; es tan grande el amor de Dios hacía nosotros ¿Qué nos separará del amor de Dios? El Apóstol Pablo, también decía esto: ni tribulación, ni hambruna, ni pestilencia, ni dolor, ni amargura, ninguna cosa nos puede separar del amor de Dios. Por más que nosotros tratemos de huir del amor de Dios, su amor nos alcanza. Tenemos el ejemplo del hijo pródigo, que tomando todos sus bienes, se alejó de su casa y mal gastó toda su herencia; y después que había perdido todo, y que estaba en el suelo, recordó que estaba la casa de su padre; y este padre sin mirar nada nuevamente lo abraza , lo viste y lo calza. Así mismo, Dios ha sido con nosotros cada vez que hemos tomado malas decisiones, cada vez que hemos querido dejar la voluntad del Señor a un lado; aún así, el Señor nos ama y nos espera con los brazos abiertos. El Amor de Dios hacia nosotros es desinteresado, es abnegado, es infinito, es puro, es santo, es renovador, es fiel y total. Es tal, el amor de Dios, que no se guarda nada. Cada uno de nosotros somos amados por Dios “amémosle” reflejemos su amor, hoy es el tiempo de poder ser embajadores de Cristo en esta tierra. Nuestra Identidad es: somos amados por Dios.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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