La unidad

La palabra “unidad” proviene del latín “unĭtas” y permite nombrar a una determinada propiedad de las cosas que está relacionada con la imposibilidad de división o separación. No es posible, por lo tanto, dividir o separar una unidad sin modificar su integridad o esencia.

La unidad diabólica

“Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los cielos, y hagámonos un nombre famoso, para que no seamos dispersados sobre la faz de toda la tierra”. Génesis 11:4.

Después del diluvio Dios había dado una orden a los descendientes de Noé en Génesis 9:1: “Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra”. El pueblo no lo estaba haciendo, estaban edificando una ciudad. Estaban en desobediencia, sin hacer la voluntad de Dios. Se establecieron para hechar raíces en la tierra de Sinar (Babilonia), tierra de idolatría, influida por Satanás.

Estaba a la cabeza Nimrod, éste nombre significa rebelión. Quisieron hacerse un nombre siendo servidores, pero fueron vanagloriosos, rebeldes, tiranos, despotas, idolatras.

La unidad que glorifica a Dios

Primeramente esta la unidad de la Trinidad, una unidad creando al hombre (1° Juan 5:7). Unidad manifestada en el bautismo de Jesucristo (Lucas 3:22).

El fin de la unidad es glorificar a Dios (Romanos 15: 5-6), servirle (Efesios 4:2-3), crecer con humildad, amor, bajo una misma cabeza, Cristo. Siendo:

“un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” Efesios 4: 4-6

Ministración


El problema del hombre es que corre tras sus propias formas, corre tras su propia voluntad. El plan de Dios fue que los hijos de Noé se expandieran. El plan de Dios para nosotros es que llevemos el Evangelio por toda la tierra, teniendo vidas transformadas, no queriendo buscar un nombre sino exaltar a Cristo el maravilloso.

La batallas de poder, de egos, no convergen a Cristo, son símbolo de soberbia que muestra un carácter no tratado. Debemos entender que cada uno es llamado a ejercer el don que tiene, unos sirven, otros lideran, no para ser vistos, sino para dar gloria a Dios, para crecer en el conocimiento de Dios, para menguar a uno mismo.

Tengamos cuidado de cuestionar quien predica, quien preside pensando que nosotros podemos hacerlo mejor. No seamos desleales ni voluntariosos hasta el punto de apuñalar a nuestro hermano. Cuando hacemos algo para nuestro propio beneficio para “mostrarnos” para hacernos un nombre mostramos que no hemos conocido verdaderamente a Cristo, el siervo y que el Espiritu no ha dado fruto en nosotros.

Hay que nacer de nuevo para ser parte del cuerpo constituido por Dios, creciendo en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del evangelio (Filipenses 1:27)

Dios nos ayude a madurar. Dios nos libre de querer tener un “nombre”, de tener fama. Neguémonos a mirarnos para mirar a Cristo.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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