La Biblia está llena del Señor Jesucristo.
Génesis: LA SIMIENTE DE LA MUJER
Génesis 3:15
En los 11 primeros capítulos de Génesis se habla acerca de la creación, vemos a Dios el Creador, quien determinó la existencia de todo. Creador significa “quien procrea, establece”. Él estuvo en la Eternidad.
En los siguientes capítulos de este libro se habla de los grandes patriarcas y también de José.
¿Impacta tu vida el Creador? Amén, impacta en mi vida, impacta cuando pienso en que creó a mi pequeño hijo, me sorprende que a partir de algo pequeñito se haya formado su corazón, sus orejas y todo lo que él es. Contemplo al Creador en la naturaleza, en los animales y en todo lo creado.
Así como un día fue creado mi hijo en mi vientre, un día María, una joven virgen tendría a Jesús, ¡la simiente prometida de la mujer! Dios lo había prometido en Génesis 3:15.
“Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el talón”.
Dios lo reafirmó a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, que habría descendencia y que “serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Génesis 12:3
Y es así que tenemos salvación por medio de Jesucristo, la simiente de la mujer. Amén.
Éxodo: CORDERO PASCUAL
Éxodo 12:1-28
Este nombre del libro deriva del griego “éxodos” que significa “una salida”. Es un libro que habla del período de los israelitas en el desierto y la ley que Dios les dio por medio de Moisés.
Dios envió diferentes plagas a Egipto para que dejara salir a los hebreos.
“Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto”. Génesis 12: 29.
Esta fue la última plaga antes de la salida del pueblo, la muerte de los primogénitos, mas no de todos, Dios iba a preservar a los primogénitos de los hebreos, ellos tenían que tener un cordero que debían sacrificar, cuya sangre debía ser marcada en los dinteles de sus casas para que cuando venga la muerte ellos vivan.
¡Es Jesús, el Cordero Pascual! Dando la salida para que el pueblo salga de la esclavitud de Egipto a libertad en vida.
“… Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró”. Génesis 12:27
En esa ocasión libertó a los hebreos en este tiempo Él nos liberta del pecado, nos saca de la oscuridad. A mi me liberó de la brujería, porque al verme afectada por esa maldad anduve en ese camino, pero llegó Cristo, Su sangre me cubrió y mi pecado fue perdonado y Él fue mi salida de ese mal.
Ante la pregunta.
¿Te sientes liberada? Mi respuesta es amén, fui liberada de cárceles espirituales, Dios me amó y mi Cristo fue mi salida hacia la libertad, hacia la vida. Comenzó un proceso en mí.
Levítico: SUMO SACERDOTE
Levítico 21:10
Se divide en dos temas importantes, los primeros 16 capítulos contienen la provisión de Dios para la redención del pecado. Los sacrificios de sangre fueron coberturas de sangre temporales para el pecado. Los sacerdotes leviticos prefiguraban el ministerio de mediación de Cristo, mientras que el día de expiación prefiguran la crucifixión.
Los últimos capítulos presentan una serie de normas prácticas por las cuáles Dios llamaba a su pueblo a la pureza y la vida santa. Levítico termina con una exhortación de Moisés e instrucción a ciertos votos especiales.
Leviticos abarca un periodo donde los sacerdotes eran necesarios para hacer una conexión entre Dios y los hombres. Eran los mediadores, ofrecían oraciones, alabanzas y holocaustos por los pecados del pueblo. El sumo sacerdote era la posición más alta, era el sacerdote de los sacerdotes, sólo el sumo sacerdote podía entrar al lugar santísimo en el tabernáculo.
Este sumo sacerdote tenía que ser sin contaminación de pecado, su barba no debía ser cortada, ni debía tener rasguño alguno, tenía que ser perfecto físicamente.
Su ropa tenía características determinadas, tenía un cinto de justicia, un manto, campanillas que emitían sonido mientras estaba vivo y eran aviso de su muerte cuando dejaba de sonar. En su pectoral habían 12 piedras grabadas con los nombres de las 12 tribus. Estas piedras eran recordatorio para él, para que cuando interceda a Dios por el pueblo ninguna tribu fuera olvidada.
Hoy no hay tabernáculo, ni templo, pero tenemos un intecesor sentado a la diestra del Padre ¡a Jesús, el Sumo Sacerdote! Vive para interceder ante Dios por nosotros, nosotros estamos en ese pectoral. Y más aún el puso de Él sobre nosotros cuando se humanó para hacernos “reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”. Apocalipsis 16
Y como sacerdotes podemos interceder por nuestros hermanos, interceder por la necesidad de su pueblo, de su amada Iglesia. Por eso es importante levantarse de madrugada a clamar para orar y dar alabanza.
“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”, Romanos 11:36.
Corazones transformados por Cristo 