Laodicea: ¿Te imaginas sentarte en el trono, al lado de Jesucristo el gran vencedor?

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.

Apocalipsis 3:21-22

Existió una carta para Laodicea por Pablo, manifestando que “estén unidos en amor hasta alcanzar las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo”. (Colosenses 2:1-2)

El agua caliente en ese tiempo, se usaba en los enfermos para producir el vómito.

Te vomitaré significa: Estoy por vomitarte. Decídete, quieres ser pecador o ser hijo de Dios. Es el Evangelio de Dios que nos demanda.

La Iglesia de Laodicea niega su condición y el Señor le tiene que decir “unge tus ojos con colirio” , el colirio es la palabra de Dios, el Espíritu Santo que nos lleva a toda verdad y a toda justicia, La palabra es el medicamento que descubre nuestra condición.

“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Apocalipsis 3:19

Celoso del griego “celo”, qué quiere decir: ” actuar con deseo”. No es ese celo que nosotros conocemos que es en la carne. El celo de Dios es un celo fervoroso y reclama el Señor, a Su iglesia que se devuelva a Él y se arrepienta. En el libro de Cantares expresa ese celo cuando el novio habla a la sulamita.

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20

Jesucristo golpea la puerta como en Cantares, la esposa que es la Iglesia oye: Yo estoy aquí, te quiero más. El amado le anima a no callar con palabras de amor, ese mismo sentimiento es el mismo amor con el que Jesucristo le habla a la Iglesia de Laodicea le dice: yo estoy a la puerta, quiero tener koinonia contigo, sentarme a la mesa, disfrutar juntos de la santidad de Dios, tener intimidad”. Le promete un lugar especial junto a Él:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Le promete sentarse en su trono, que es trono donde Dios está. El trono de Dios es símbolo de gobierno, representa la Soberanía de Dios, es el trono de la gracia y del juicio. Jesucristo ahora está sentado en el trono, que es un trono celestial. ¿Te imaginas sentarse en el trono al lado de Jesucristo el gran vencedor? Mi respuesta es “no”, porque la palabra me desnuda me dice quién soy. Mas Dios a la Laodicea le da la oportunidad de arrepentirse, para obtener la promesa. Le da oportunidad de cambiar de camino, de dejar sus corrupciones. Le dice “pon en tus ojos colirio, los tesoros que tienes son corruptibles, estás desnudo, arrepientete, cambia de actitud, con un deseo ferviente, no seas tibio, no seas inmoral, no seas mentiroso; porque esa es la condición de la humanidad” (2 Timoteo 3). Una valiosa promesa al que venciere, había esperanza para la Laodicea, le dice: “si vences te podrás sentar a mi lado” ( una vez más le expresa su celo por ella). El Señor nos ayude a vencer nuestra condición para ser considerados en Su presencia en el día en que nos llame. Que no nos vomite, sino limpiemos nuestras vestiduras con la sangre de Cristo el gran Vencedor.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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