Dwight L. Moody

Nació el 5 de febrero del año 1837 en EE.UU. Su padre Edwin Moody, murió cuando él tenía 4 años de edad.  A los 17 años se fue a vivir a Boston, donde trabajó en la tienda de zapatos de su tío, Samuel Holton. Allí comenzó a asistir a la iglesia, en la que, por medio de su maestro de Escuela Dominical Edward Kimball, aceptó la salvación del Señor en su corazón. 

Después se fue a Chicago donde siguió en el negocio de los zapatos, labor en la cual comenzó a tener bastante éxito. Luego, impulsado por el deseo de seguir sirviendo al Señor decide hacer clases en una misión en North Wells Street, pero le dijeron que no. Sin embargo, le ofrecieron el reto de llevar el evangelio a estudiantes, cosa que no fue un problema para él, ya que en poco tiempo comenzó a congregar a muchos jóvenes escépticos.

En 1861 ya había dejado su trabajo y se dedicaba por completo a la obra social y al evangelismo (justo cuando se había convertido en un comerciante próspero con un importante ingreso mensual) de manera que comenzó a atraer niños y adultos de la clase baja de inmigrantes de Alemania. Constantemente decía “que si puedes hacer que un hombre crea que lo amas has ganado su confianza.” 

Luego de un tiempo contrajo matrimonio con una profesora de la escuela dominical llamada “Emma C. Revell” con quien tuvo 3 hijos.

En la guerra civil se negó a pelear, pero le permitieron ministrar a los soldados en los campos de batalla y en toda la ciudad.

En 1871, su ministerio era cómodo, seguro y próspero. Pero vino el gran incendio de Chicago, donde se quemaron la iglesia, su hogar, las casas y los negocios de los hermanos que le apoyaban. Empezó a recolectar fondos, y viajó a EE.UU. donde tuvo una nueva visión de la evangelización: Predicar el Reino de Dios, entendió que el trabajo social NO cambiaría el mundo. Moody se dio cuenta que la palabra en sí, tiene poder.

Su último sermón fue predicado el 16 de noviembre de 1899. Murió el 22 de diciembre de 1899.

Su legado impacta hasta ahora. Su manera de presentar el evangelio de manera práctica y sencilla ha continuado. Fundó la iglesia Moody, la escuela Northfield y escuela Mount Hermon en Masssachusetts, el Instituto Bíblico Moody y la Moody Press. Fue precursor de evangelistas como Billy Sunday y Billy Graham.

Sin reserva: Moody podría haber vivido un evangelio liviano, sin embargo, tuvo una vida rendida por completo al Señor, fue un hombre de oración, estudioso de las Escrituras con una actitud humilde y una profunda pasión por los pedidos. Todos sus recursos los dedicó para la extensión del Reino de Dios. 

Sin retorno: el gran incendio de Chicago, pudo haberlo hecho titubear, pero no, siguió avanzando en la predicación del evangelio. Comenzó a viajar a distintos países donde formó Institutos Bíblicos, Escuelas, iglesias, etc. En 2° Corintios 12:9 dice “…bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad…” Así lo entendió Dwight, quien en medio de toda adversidad no dejó de cumplir su llamado. 

Sin nada que lamentar: aunque pudo haberlo hecho por su gran pérdida y la de sus hermanos, no fue así. Al contrario, tomó más fuerza y continuo.

Muchas veces nos entristecemos por las pérdidas materiales a nuestro alrededor, pero no sufrimos por las almas que se están perdiendo porque el evangelio no ha llegado a ellos. Eso nos debiera entristecer ya que Cristo viene pronto. La escritura dice en la carta a los Romanos 10:15 “… ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Jesús nos salvó para llevar el Evangelio, para llevar la semilla, para decir que en Cristo hay remisión de pecados y no para estar cómodos o tener dinero.

En Lucas 15:4 leemos “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” Así es, el gran amor del Señor.  

El evangelio de Mateo 16:26 en la Nueva Traducción viviente dice “¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?” Esto debe impactar nuestra vida, el amor a las almas, el amor al evangelio. No hay nada más valioso que las almas, sólo Jesucristo pudo comprarlas a través de la cruz.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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