Alfa y Omega
¿Qué hay detrás de Su Nombre?
Los nombres en la antigüedad y entre los judíos describían características y/o circunstancias de quien se le asignaba el nombre. Así, detrás de cada nombre había un significado.
En la Biblia encontramos hermosos nombres de Jesucristo, todos mostrando el carácter de nuestro Señor. De forma muy clara en el Nuevo Testamento, pero también en el Antiguo Testamento representado de distintas maneras.
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”
Lucas 24:44
Jesús dice de sí:
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”
Apocalipsis 1:8
Alfa es la primer letra del alfabeto griego y Omega la última. Alfa y Omega es un nombre que indica que está en el principio y el fin, un nombre que refleja que Él es la perfección absoluta.
“ Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios”
Isaias 44:6
El Señor era en el principio, lo es ahora y por siempre permancerá. Veamos algunos de sus nombres, los nombres de Jesús.
En Génesis, es el principio que está en Él, es el Restaurador, la promesa de que en Él serían benditas todas las naciones.
En Exódo, es la imagen del Libertador de la esclavitud del pecado, es la cena Pascual, la liberación de Egipto, no hay coincidencias. La santa cena y la muerte de Cristo están relacionadas.
En Levítico, es El Sumo Sacerdorte, el Cordero, sacrificio para perdón de pecados. Es quién abrió camino hacia Dios.
En Números, es la Roca que provee agua para vida eterna, es La Serpiente de Bronce para dar vida en medio de la muerte del pecado.
En Deuteronomio, es el Mediador representado en Moisés, mediador entre Dios y los hombres. Es la sangre derramada por el perdón de los pecados.
En Josué, es el Príncipe del ejército de Jehová, el cual tenía una espada desenvainada en su mano, el victorioso. El nombre de Josué en griego significa Jesús, el Salvador.
En Jueces, en medio del pueblo inmoral de Israel, Jesús es el Admirable (Jueces 13:18).
En Rut, es la imagen de la redención, nosotros no mereciamos ser redimidos, pero Cristo nos tomó a nosotros los gentiles y nos amó. Así como Booz tomó a la moabita Rut.
En Samuel, es el ungido de Dios (2 Samuel 7:16), el profeta fiel, la promesa del Reino Eterno el Hijo de David no solo por ascendencia sino por ser el Mesias Prometido.
En Reyes y Crónicas, el es nuestro Rey que gobierna eternamente.
En Esdrás, es el Templo. Es la restauración.
En Nehemías, es la Adoración, el que practica y enseña la Palabra.
En Job, es el Restaurador cuando Job declara: ”Mis ojos te ven”.
En Salmos, es el cántico, es nuestra adoración por sobre toda aflicción.
En Proverbios y Eclesiastés es la Sabiduria.
En Cantáres, el esposo de la Iglesia.
En Isaías, es el Principe de Paz.
En Jeremías y Lamentaciones, el que clama por su pueblo.
En Ezequiel, el cuarto varón, la presencia manifestada.
En Oseas, el esposo compasivo.
La iglesia muchas veces no ve la plenitud de Cristo manifestada en las escrituras, Jesús es el segundo Adán quien hizo puente entre nosotros y Dios, es el Arca de Salvación, que conllevó la predicación de la Palabra. Es la ofrenda perfecta presentada por Abraham, el Sabio, el Consejero, el Amado, rechazado y exaltado como José. Es el altar de Bronce. El maná que sacia el hambre, el agua que satisface la sed, es Jesús el Alfa y Omega, no hay nada fuera de Él; es la perfección absoluta.
Corazones transformados por Cristo 