Soy un adorador

Hno. Aaron Fuentes

IDENTIDAD ¿Quién soy en Cristo? en Cristo soy adorador

Job 1:1-12 “1 Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era éste hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 2 Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3 Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales. 4 E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. 5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. 6 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.”

Un hombre próspero, bendecido por Dios, un hombre íntegro, intachable, como leemos en las escrituras; un hombre que hacía sacrificios por sus hijos por si hubiesen pecado, por si su esposa hubiese pecado, un hombre que trataba de agradar a Dios cada día, cada instante, a cada minuto de su vida; pero llegó el momento en que el acusador, aquel que nos hace la guerra quiso levantarse contra este varón y se presentó delante de Dios y le dijo: pero si tú lo has bendecido, le has dado hijos, has puesto tu mano sobre su ganado, sobre sus criados, sobre sus bienes ¿cómo no te va a adorar? si lo tienes tan bendecido por eso es que te adora, y Dios le dice ¡NO! no es así, te doy autoridad para que le quites todo lo que él tiene, anda y quítale todo y verás como él me adora. Job perdió sus criados, perdió su ganado, perdió todo lo que él tenía hasta sus hijos y dice la escritura que no negó el nombre del Señor.

Si leemos un poco más adelante veremos que llega el momento en que Satanás vuelve a presentarse delante del Señor y le dice: déjame tocar pues ahora su carne a ver si es que te sirve, y Dios se lo permitió. Así que, lo hiere con una sarna maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla, no había lugar en su cuerpo donde Job no tuviese heridas; y relata la escritura que Job tomaba una piedra y se rascaba el cuerpo, se hería, porque no hallaba consuelo en su dolor y en su desesperación; pero aun así, no renegó contra Dios. Llega su esposa y le dice: ¿hasta cuándo vas a seguir así? ¡Niega a tu Dios y muere! y Job le dice: has hablado como una necia como una mujer fatua cualquiera y le pregunta ¿acaso solo recibiremos lo bueno de Dios? ¿Acaso solamente recibiremos bendiciones de Él? y aún así Job no renegó contra Dios, aún así Job adoró al Señor. ¿Seremos capaces de llegar a la altura de Job? ¿De adorar a Dios cuando esté la prueba? ¿De adorar a Dios cuando haya necesidad en el hogar? o ¿cuándo nuestro matrimonio está inestable? ¿De dar gloria a Dios cuando nuestros hijos padecen necesidad y no tenemos como suplirla? ¿Podremos decir Jehová dio, Jehová quitó sea el nombre de Jehová bendito? o ¿servimos a Dios por conveniencia, porque necesitamos que Dios nos bendiga? ¿Servimos a Dios de balde? ¿Servimos a Dios por gratitud? ¿Servimos a Dios por amor? ¿Servimos a Dios reconociendo que a pesar de todo, Él aún nos ama? ¿Adoramos a Dios por nuestros hijos? o ¿Por ser hijos de Dios?

¡Adorémosle con gratitud, con renuevo, con regocijo! El Señor sabe que hay luchas, aflicciones, pruebas, momentos difíciles, pero ¿acaso él le ha dejado? ¿Él le ha desamparado? ¿Ha dejado de extender su mano de misericordia cuando la ha necesitado? ¡NO! Humanamente puedo testificar que Dios nunca me ha dejado, aún en el momento más difícil no me ha desamparado.

Dios me habló a tiempo y oí a tiempo la voz del Señor y hoy puedo por misericordia hablar de la palabra de Dios; yo he pecado, he fallado tanto como usted, aunque seamos cuervos Dios nos puede usar para dar alimento a muchos. En los momentos más difíciles Dios ha estado ahí y nuevamente le pregunto ¿Somos verdaderos adoradores o servimos a Dios de balde? Dios busca verdaderos adoradores, no busque de Dios pidiéndole algo, búsquelo porque él ya nos entregó todo, la Salvación. El Señor nos pregunta ¿quieres ser un verdadero adorador? él busca verdaderos adoradores. Él es bueno todo el tiempo y nunca va a dejar de estar a su lado, y si él le prometió algo lo va a cumplir. No se impaciente que llegará el momento en que el Señor cumplirá su promesa, él nunca olvida lo que promete y no dejará de cumplir y si usted siente que tarda ¡no! Él llega a tiempo.

Siervos inútiles somos pero demos gracias porque entre muchos, entre millones podemos decir ¡Gracias Señor porque soy tu hijo! Todos los días mueren personas sin Cristo ¿está preparado para morir? ¿Está preparado para decir si un día muero me voy con Cristo? no seamos como los fariseos y adoremos a Dios de verdad. Ya vendrá nuestro galardón, ya vendrá nuestra corona y le adoraremos por la eternidad. Adoremos a Dios de corazón no por conveniencia y entienda el sacrificio de Cristo; seamos verdaderos adoradores hasta que suene la trompeta, tal vez no somos Job pero si somos hijos de Dios.