La plomada era una herramienta utilizada en la construcción, carpintería, herrería. En construcción se utilizaba para verificar si un muro o pared que es vertical este recto. Un muro mal construido no distribuye bien el peso, esto podría ser causa de que este caiga. Las partes de una plomada son un objeto de metal de plomo o bronce, sujetado de una lienza o tiento este sujetado a una madera.
En la Biblia se usan ciertas expresiones en sentido figurado para representar una situación, puede ser un mensaje o profecía, como la siguiente:
“Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su mano una plomada de albañil”. Amos 7:7
En el capítulo 7, el profeta Amos relata tres visiones, estas eran de juicio de Dios para su pueblo, Israel. Era un pueblo que pecaba y necesitaba ser corregido les dice:
“He aquí, yo pongo plomada en medio de mi pueblo Israel; no lo pasaré más por alto”, Amós 7:8.
Israel era un pueblo que de tiempo en tiempo caía en la idolatría, de decadencia moral. Amos era un agricultor, de campo, sencillo y fue el profeta que advirtió que iba a venir su destrucción por la desobediencia de los habitantes de Israel. Al ser examinados Dios se apartó de ellos, y fueron desprovistos de su cobertura, entonces fueron destruidos. Aconteció que al ser examinados, al pasar el plomo por ellos estos fueron hallados chuecos, mal formados, por tanto debían volverse hacer, para esto debían destruirse.
Vemos a un Dios justo, pero también lleno de gracia, que extiende perdón, pero también dicta y ejecuta juicio. Dios no ha cambiado, la Biblia dice: Uno será tomado y otro será dejado. Gracia y juicio. Nos recuerda nuestro Señor en el nuevo testamento: “Acordaos de la mujer de Lot” Lucas 17:32. Ese mismo juicio que ella tuvo podría repetirse para todos quienes miren atrás, a quienes en su corazón lleven lo del mundo.
La plomada en las manos de un levita era corrección en la construcción de los muros del templo de Dios. Así lo fue en los tiempos de la reconstrucción Zorobabel tenía la plomada para edificación de los muros de Israel.
Nosotros deberíamos ser también plomados, que pase esta plomada por nosotros, que escudriñe el corazón, para hacernos ver en qué áreas estamos torcidas. Muchas veces va derribar los muros para volverlo a hacer, así como la vasija es quebrada y vuelta hacer. Otras veces se pican con instrumentos para llegar a un punto donde se pueda empezar a enderezar, estos procesos son dolorosos.
¿Cómo esta nuestra vida? La plomada del maestro nos esta formando, no quisiéramos ser enderezadas porque no nos gusta que nos digan en que estamos mal, nos resistimos. Muchas veces Dios usa instrumentos a los cuales les ha dado dones y ellos son esa plomada que habla a nuestras vidas, pero en lugar de hacer caso, en nuestro pecado resistimos el aplome, y nos vamos contra el instrumento. Estos instrumentos se dejan usar por su lealtad al Señor. Recordemos el Señor nos corrige, nos endereza porque somos sus hijos, no somos bastardos. ¡Dejémonos plomar! No seamos como los de Emaús, no viendo quien está con nosotros, sin ver el propósito del Señor. El Señor nos dice: “Yo le he dado tiempo para que vuelva a obedecerme, pero no ha querido hacerlo”, hoy hay tiempo y tenemos el Espíritu Santo para que nos guie, dejémonos plomar, examinar el corazón y saque de nosotras, los celos, enojos falta de paciencia, orgullo, infiel, odio, malagradecidas, somos seres fallidos , que saque todo aquello que no esta enderezado en nuestras vidas, saque las obras de la carne. Viene el Señor, viene el rapto, así como mostro antes la visión para Su pueblo donde no pasaba mas por alto el pecado, así no pasara por alto el pecado en nuestras vidas que son una construcción nuestro Maestro. Es tiempo de pararnos y volver al primer amor, es tiempo de ser plomadas y ser enderezadas.
Compartimos Imágenes de este hermoso culto de día miércoles.
Corazones transformados por Cristo 