Soy salvado y sellado por Cristo

Hno. Ricardo Yáñez

“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Efesios 1:13

¿Quiénes pueden decir esto? “He sido escogido por el Padre, salvado por el hijo y sellado por el Espíritu Santo”, cada uno de nosotros como hijos de Dios debemos decirlo, el tema tratado en esta ocasión es “salvado y sellado”. El Espíritu Santo es el que produce la obra de regeneración en nosotros. Él es el sello de nuestra salvación por la sangre de Jesucristo.

¿Qué es el sello?

Sello (heb. jôthâm; gr. sfraguí­s). Instrumento que se usaba para imprimir una marca distintiva en arcilla, cera, etc., con el fin de indicar autenticidad, autoridad, seguridad de que algo estaba completo también inviolabilidad, ratificación, etc.

El sello de Jesucristo es la marca distintiva de Su salvación en nuestras vidas, es la sangre del Nuevo pacto (“porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” Mateo 26:28) el sello de la vida eterna. Es una garantía que somos posesión Suya y estamos libres del poder del mal. Es la seguridad que en Cristo somos más que vencedores. Es la Seguridad que en todo el Señor nos dará la Victoria en que cada batalla espiritual que tengamos.

Algunos se toman del versículo que la fe sin obras es muerta, como también del versículo que ya somos salvos por gracia. Cada uno de estos versículos tiene una cierta verdad, pero no es una verdad total; cuando nos referimos a la salvación es cuando usted y yo nacemos de nuevo, cuando reconocemos que sin Dios no somos nada, cuando experimentamos lo maravilloso que es conocer a Dios, cuando reconocemos que si existe un Dios, cuando nosotros predicamos en la calle y encontramos un joven le explicamos que si acepta al Señor desde ese día es salvo, cada uno de nosotros como hijos de Dios debemos decir esto, debemos tratar de vivir en santidad, en rectitud.

“Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento”. Isaías 64:6

Para ser salvo y para tener paz con Dios solo basta creer y recibir como un regalo la salvación por la fe. El sello de Jesucristo es la marca distintiva de Su salvación en nuestras vidas es su justicia en nosotros.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1, la Biblia nos revela que nosotros somos dignos del castigo de Dios, pero Jesús llevó sobre El nuestra culpa, para que todo aquel que se arrepienta y crea en Él como su Señor y Salvador pueda ser salvo.

Desde el momento que nos arrepentimos de corazón, desde que reconocemos que hemos caminado en el error, desde el momento que reconocemos nuestras faltas y reconocemos que hemos vivido una vida simple, desde el momento que reconocemos que con nuestra fuerza no podemos, quizás hemos intentado con psicólogos, con médicos, con tratamientos y quizás encerrándonos en algún lugar y cuando nosotros logramos reconocer que ya no podemos es cuando Dios viene, nos toma y nos hace un hombre nuevo, el proceso de donde nosotros tenemos que empezar a caminar en rectitud, cuando recibo la salvación por gracia y nacemos de nuevo el Espíritu Santo viene a vivir en nuestros corazones y comenzamos a dar frutos. La gente del mundo observa nuestros cambios, hablamos con un vecino o quizás con un amigo, la mejor evidencia de decir que somos cristianos es que en una conversación ellos se den cuenta que ya no hablas de la misma forma, puedan darse cuenta que estás diferente, que no son las mismas conversaciones con aquella persona, es difícil dejar aquellos amigos, aquellas personas que conocemos también necesitan a Dios, si Él lo hizo con nosotros y nos rescató de las tinieblas, del hoyo donde estábamos, también lo puede hacer con ellos y que mejor que puede usar tu vida o mi vida para poder rescatar a aquellas personas

Cada día me dispongo a vivir como el Señor espera de mi, con rectitud. Estar consciente del pecado que nos asedia me lleva a estar avisado para no hacer mal y hacer bien, el bien que el Señor demanda de mi vida. El Señor endereza las calzadas, hermano entrega tu vida para hacer la voluntad del Señor y andar en Su camino, haz el bien y los demás verán en ti la evidencia del Sello en tu vida, tu testimonio.

Porque al haber alcanzado la salvación gratuita por medio de Jesucristo, el Espíritu Santo nos impulsa a hacer obras de santidad y nos conduce a toda verdad. En ese fluir nuestros amigos, hermanos no entienden el cambio repentino, un cambio es un cambio por aferrarnos a Dios. El no cambia a medias, Él dijo que nos haría nuevas criaturas, el Espíritu Santo nos ayuda como el paracleto y nos impulsa a vivir en Santidad. Hermano el temor de Dios entra en tu vida y entiendes que lo malo ya no lo quieres hacer y no lo haces.

Rechazar al Señor haciendo caso omiso a Su voz y consejo es no querer enderezar las veredas, es vivir en pecado y más aún, no habrá fruto para Dios. El Señor es paciente pero es Santo y en esa santidad la salvación se puede perder, rechazar la santidad es terrible y si la muerte llegara en ese tiempo lo único que queda es la condenación.

Con tantos afanes en el mundo olvidamos la santidad de Dios y no debe ser así, es necesario arrepentirse, el robar, fornicar, adulterar son pecados muchas veces tolerados porque así se llegó al evangelio pero no es la manera de vivir que le agrada a Dios. Viva su salvación en Cristo, Él ordena la vida del hombre. El Señor nos ayude a tomar decisiones que le agraden, Él es el proveedor. Busque Su voluntad perfecta.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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