“Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos. Es como nave de mercader; trae su pan de lejos.”
Proverbios 31: 13-14
En los tiempos antiguos, las labores que realizaban las mujeres comprendían muchas tareas que nosotras no hacemos, pero que eran necesarias en esos días, como: hacer su propia harina para amasar el pan o bien confeccionar las prendas de vestir que necesitaba toda su familia (incluida ella).
Había lugares que eran reconocidos por la confección de sus telas, entre ellas podemos mencionar la ciudad de Tiatira de donde provenía Lidia (Hechos 16:14) ella era vendedora de púrpura, esta tela se fabricaba de la planta de lino y se teñía de color púrpura.
• El lino es una planta que se cortaba cuando las semillas habían madurado casi por completo. Se dejaban secar los tallos al sol y luego se remojaban para ablandar las partes leñosas. Se volvían a secar, se golpeaban, se separaban las fibras, y finalmente, estas se hilaban para ser tejidas. Primero se hilaban y luego se teñían.
Por otro lado, también había lugares donde se podía comprar lana para la fabricación de ropa (oveja, cabra, conejo). Laodicea era productora de una hermosa lana negra.
Probablemente esta mujer vivía en una región donde no se cultivaba lino, o no había crianza de ganado cerca, o tampoco era una zona agrícola; así que puede que estos productos la obligaran a viajar largas distancias para conseguirlos.
Lo otro, puede ser que viviera en una ciudad del interior y que tuviese que viajar a una portuaria para poder comprar a los mercaderes o comerciantes de la época. Estos hombres se trasladaban en naves que solían ser más fuertes que hermosas, debían ser amplias y resistentes, pues el propósito de ellas era aguantar el peso de la carga, los largos trayectos y el embate del mar en caso de tormenta.
El Señor compara a la mujer de Proverbios a una NAVE DE MERCADER, fuerte, resistente a la carga del trabajo diario, que se mueve en busca de lo que requiere para cubrir las necesidades de su familia, aunque eso signifique invertir esfuerzo y tiempo para conseguirlo.
Ella se levanta de mañana (temprano) y con voluntad trabaja. Antiguamente era difícil comprar ropa, era escasa, por tanto, era común que los hermanos menores heredaran la ropa de los mayores; o bien, se podía comprar ropa usada la que llegaba en container(por fardos) a nuestro país.
La mujer de Proverbios hacía su propio pan y lo hacía con una buena actitud. La actitud, es la realización de una intención o propósito; la manifestación o el ánimo con el que enfrentamos una determinada situción. La actitud puede culminar en una determinada postura corporal. Una sierva rendida al Señor dice: Te amo Señor, y pone su corazón en lo que hace; aunque físicamente, muchas veces no pueda… “porque donde está su tesoro allí estará también su corazón.” (Lucas 12:34)
La escritura dice: “Amarás al Señor tu Dios con toda tu mente, con todas tus fuerzas” (aunque a veces sean pocas), si lo entendemos reclamaremos menos. La obediencia vale más que sacrificios. Una buena actitud vale más que lo que hago, si amo a Dios todo lo demás es llevadero. El Señor nos enseñe a amarle más.
Cuando nos dan una misión ¿Cuál es mi actitud? ¿Tengo gozo, gratitud? ¿Estamos conscientes de dónde nos sacó el Señor? ¿Cómo vemos lo que Dios nos pide que hagamos? Lo cierto, es que Dios nos demanda la actitud correcta, con un corazón rendido.
Proverbios 31:13(b) “Y con voluntad trabaja con sus manos.”
La palabra voluntad proviene del latín voluntas, voluntatis que deriva del verbo volo, velle (‘querer’, ‘desear’). Según la RAE se define voluntad como la capacidad humana para decidir con libertad lo que se desea y lo que no.
Los seres humanos somos esclavos del pecado y voluntariamente elegimos siempre ir tras él. Así como lo hicierón Adán y Eva. Pero Dios hace una transformación en nuestra naturaleza humana y entre ellas trasforma nuestra voluntad. Cuando hemos aceptado a Dios, nuestra voluntad es para agradarle a Él en gratitud, pues Dios con su Santa voluntad nos ha salvado, como dice en Juan 1:13 “Son hijos de Dios por voluntad divina, no por voluntad humana”
Como cristianas el Señor doblega nuestras opciones. Dios pone el querer como el hacer, dice su Palabra. Efesios 5:17 “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” Ya no nos ceñimos solas. Todas no servimos para lo mismo, pero sirvamos para lo que Dios nos puso con alegría, con voluntad, como dice en la versión DHH “Va en busca de lana y lino y con placer realiza labores manuales”.
Un ejemplo de mujer virtuosa que trabaja con voluntad es Dorcas.
Dorcas nombre en griego y en hebreo Tabita que significa “gacela” mujer que es esbelta, dulce y tiene mucha gracia, preciosa. Tabita era una mujer agradable, la mejor amiga de muchas viudas, posiblemente soltera. Dorcas vivía en un puerto marítimo llamado Jope. Se dice que Jope al ser un puerto donde con frecuencia naufragaban barcos, se perdían vidas y, por consiguiente, siempre había viudas y huérfanos. Cuando murío las viudas la rodearon mientras lloraban y mostraban las túnicas y los vestidos que recibieron de ella mientras vivía ( Hechos 9:36-43). Dorcas una discípula que con voluntad cocía para las viudas, una mujer virtuosa, en ella podemos ver los frutos del Espíritu. El trabajo de Tabita no era sencillo era fatigoso, pero ella suplia hacía con amor, no esperando recibir algo a cambio, si no trabajando para el reino, dedicando todos los días de su vida glorificando a Dios, trabajando con gozo, con voluntad. ¿Cómo suples a los demás?¿Con voluntad? La mujer de Proverbios es a la que le resplandeció Cristo.
Cuando trabajamos con voluntad se logran superarlos obstáculos. Trabajar con voluntad nos conduce amar lo que hacemos, no importa el tamaño o lo difícil que parezca.
También podemos hablar de Sara cuando es visitada por los ángeles. Ante la orden de Abraham de preparar algo para los visitantes, ella lo hizo con voluntad. En el nuevo pacto nosotras somos hijas de Sara.
Estemos atentas, cuando no existe voluntad aparecen síntomas como:
• La inconstancia.
• Falta de interés.
• Irresponsabilidad
• Pereza.
¿Quién de nosotras no batalla con uno de esos síntomas? La carne siempre va a estar. En el dolor demos la pelea con la actitud correcta. Deseemos ser como la mujer de Proverbios, un modelo que solo lo puede vivir una mujer cristiana, pues su espíritu anhela lo del Señor, y sabe a quien rinde su voluntad. En el dolor demos la pelea con la actitud correcta, poniendo todo delante del Señor.
Corazones transformados por Cristo 