Las palabras de mi boca, ¿edifican o destruyen?

“Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde”. Proverbios 31:25

CONSIDERA:  Es pensar, reflexionar sobre algo con atención y cuidado. Esta palabra proviene del latín “considerare” que significa “examinar atentamente”. En sus orígenes significó observar los astros. O sea, mirar el cielo.

Ahora la vemos enfrentada a considerar “los caminos de su casa”.

CAMINO: Viene del celta “cammin” y este de cam (paso). El significado más correcto sería “tierra hollada por donde se transita habitualmente”.  

En este verso camino se refiere al trajín diario de la casa, a lo habitual, las rutinas diarias. 

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”, Efesios 2:10.

¿Qué significa que no come el pan de balde?

La hermosa mujer de Proverbios se levanta temprano, aún de madrugada, es diligente, laboriosa. Trabaja con sus manos: teje, hila, hace harina, amasa su pan, hace ropa para su familia, hace telares, su ropa. Da comida a su familia y ración a sus criadas y extiende sus manos a los necesitados (hace misericordia).

Compra terreno y planta viñas, se preocupa de sus negocios, usa los talentos que le dió Dios. 

Ministración:

La mujer de Proverbios, se levanta de madrugada, sabe que tiene que ordenar, barrer el patio, para no tener discusiones ordena sus tiempos. Debe haber una intención en el hacer. A veces aconseja que lo que te cuesta hacerlo de a poco, pero esto puede ser peor porque la pereza puede ser mayor.

Aprendamos de las hormigas, ellas trabajan sin parar, buscan rama por rama. Se proveen de lo necesario para soportar el  invierno. No come el pan de balde, porque ella plancha, está pendiente de la necesidad de su casa, se preocupa de los caminos de su casa. No es superficial, no lo hace para ser vista, ni para el momento, sino que es un forma de vivir,  su testimonio se nota en el amor que pone por las cosas que hace. Ella tiene hábitos, costumbres, prepara su hogar para cuando llegue su marido de trabajar, ella no come el pan de balde.

“Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua”, Proverbios 31:26.

SABIDURÍA: Conocimiento profundo que se adquiere a través del estudio o de la experiencia. Viene del hebreo “hokma”, que denota la idea de destreza, habilidad. Incluye las habilidades para hacer la guerra, hacer ropa, etc.

CLEMENCIA: Del hebreo “hesed”, es compasión, misericordia, moderación al aplicar la justicia.

PRUDENCIA: Cuidado en el comportamiento y del modo de conducirnos en la vida.

Ministración:

¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por alguna palabra que hemos dicho? Lo cierto es que las palabras que fueron dichas ya no se pueden recoger. Es bueno hablar con prudencia.  Esta mujer habla con sabiduría, se ha preocupado de conocer las palabras adecuadas para cada situación. Ella habla a su esposo, a sus hijos, una mujer que se relaciona con el mercader, habla con respeto, no usa palabras que dañen. 

Muchas veces caemos en la ligereza de las palabras. En Proverbios 17: 27-28 dice:

“El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hombre entendido.  Aún el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido”.

La mujer de Proverbios elige bien sus palabras, es misericordiosa al hablar porque se considera ella misma. El Evangelio de Cristo vino a transformar todo nuestro ser, a transformar corazones de piedra en corazones de carne. Un corazón santificado es un corazón respetuoso, compasivo.

“De lo que hay en el corazón habla la boca”, Lucas 6:45.

 La Biblia de las palabras dice que son:  

  • Como golpes de espada. “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina”. Proverbios 12:18.
  • Lisonjeras: Las palabras de la mujer adúltera. “Con sus palabras persuasivas lo atrae, lo seduce con sus labios lisonjeros”Proverbios 7:21.
  • Palabras que edifican o destruyen, ociosas. “La mujer sabia edifica su casa; más la necia con sus manos la derriba”. Proverbios 14:1

Cuidado con lo que hablamos a nuestros hermanos, a nuestra familia, aún las bromas, porque a veces muestran menosprecio. Hablar con amor, y no desde lo superficial, por ejemplo cuando decimos “gorda” a una persona que tiene problemas de las tiroides. Difícil, mejor ser prudente, hablar con sabiduría, con clemencia. Seamos prontas para oír, y tardas para hablar. Oigamos el consejo de las ancianas, de nuestros pastores, y de la hermosa Palabra de Dios. 

Como hermanas debemos ser sabias al hablar con otro varón que no es nuestro esposo, no hablar cosas íntimas, hablar siempre al lado de su esposa u otra persona para cuidar el testimonio. Al hablar no mirarle fijamente a los ojos, ya que los varones son visuales, sino con prudencia. El único amigo varón es el esposo. 

Abramos nuestra boca con sabiduría: 

“Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse”, Santiago 1:19.

“En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente”, Proverbios 10:19.

“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.  La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces.  Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos”. Proverbios 15:1-2.

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