¿Cómo está tu servicio al Señor?

Invitada Hna. Aurora Vergara

“Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos”

Proverbios 31:13

Pastora Eliana: En esta ocasión tenemos a mi hermana Aurora, ella es la esposa de un diácono de nuestra iglesia, un servidor.

Dios va tratando la vida de cada uno de nosotros. Empezamos, vamos aprendiendo y viviendo como cristianos; nuestra forma va cambiando la vestimenta el hablar, el vivir, etc.

Un ejemplo es José, el hijo de Jacob, vestido de colores, un hermano menor que se ocupaba de supervisar a sus hermanos mayores para dar cuenta de ellos a su padre.

Él al tener un sueño lo cuenta y entonces sobre su vida surge la envidia de sus hermanos, a veces no comprendemos las situaciones. José pronto será quebrantado de la misma manera en que los vasos son quebrados; tiene que ser sacado el orgullo, la vanidad, el alto concepto de uno mismo, porque Cristo aunque tenía de qué gloriarse vino a morir en una cruz como un vil pecador.

Cómo vasos trabaja con nosotros para un propósito en nuestra vida, un propósito en el que el Señor sea visible.

Recuerdo hace mucho tiempo cuando el Señor muestra que debíamos construir la iglesia cuestioné a mi hermana con la siguiente pregunta ¿darías un vaso de agua a otros? mi hermana me dijo que no, a lo que respondí diciendo, no sirve.

Era contradictorio ser un servidor sin querer servir.

Hna. Aurora: mi esposo es Alejandro Lagos. Él es un varón muy dispuesto, en su corazón tiene impregnado el servicio, la diaconía. Cuando empezamos a construir la iglesia mi corazón no quería servir. Tenía amor por las escrituras y participé de las clases que se daban en la iglesia, al mismo tiempo trabajaba fuera de casa y por muchos años yo servía de alguna forma, pero recibía un pago.

Nací y crecí dentro de una familia pentecostal, participé en el grupo de jóvenes de la iglesia pero no con las dorcas porque consideraba que era aburrido. Perdón por esto.

Cuando estábamos en la casita de madera, el Señor empezó a tratar con mi vida, me da una palabra: “Yo adiestro tus manos para la batalla” y lo agradezco.

Pastora Eliana: cuando el varón tiene un llamado de parte del Señor su esposa se tiene que alinear con el llamado, y también ella es tratada al igual que el varón.

Hna. Aurora: en ese tiempo no comprendía que una orden de mi pastora era una orden del Señor; empecé a cuestionar lo que me decían, para mí era como una imposición humana, pero era una imposición de parte del Señor. Pensé que si se me daba una orden, era porque no tenía la habilidad para hacerlo.

En una reunión el Señor nos muestra haciendo una labor. A mí me ven barriendo, (un servicio) esto me entristeció, había orgullo en mi corazón; sin embargo, veo que toda la palabra se va alineando.

Pastora Eliana: abrazar el propósito del Señor es menguar, es ser quebrantado. En el mundo es deseable ser servido pero el Señor nos manda a servir. Muchas veces te resististe, quisiste tomar tu cartera e irte por no entender. Un servicio al Señor no con la mente sino con las manos.

Hna. Aurora: recuerdo que en una ocasión usted me pidió freír unas sopaipillas. Respondí: No lo voy hacer.

Cuando quería dejarlo todo recibí la visita de mi pastora y mi hermana Cecilia, y mientras reparaba una comida escuché una voz qué me decía: “preparada para toda buena obra”

Una palabra que estaba alienado mi corazón. Mi voluntad empezó a quebrarse. Saca lo que no quería de mí transformando mi deseo egoísta en servicio a mis hermanos. Servicio que es agradable y honroso. Ahora lo puedo ver, Cristo es el primer servidor.

Recuerdo a mi pastora diciendo: “Tú tienes un problema con Dios”

El Señor fue mostrando qué había en el corazón. En las dorcas se dan temas y hubo uno en particular que tenía que ver con la obstinación, que me mostró que no quería doblegar mi voluntad ante Dios. Luego, en un retiro donde predicó mi pastora sobre la cisterna, mi corazón fue confrontado. Cuando pasé a orar el Señor mostró el infierno abierto delante de mis pies. Sé que no tengo otra oportunidad, y empezaron a caer las vendas de mis ojos y pedí perdón; primero a mi pastora.

El Señor había mostrado un candado cerrado, pero ahí se estaba quebrando.

Pastora Eliana: El Señor no hace nada indebido. Ahora hay victoria. Él trata con todos en todo momento. Era un peso para ti el servicio porque tu corazón no estaba rendido. Cuesta obedecer sin cuestionar. No entendemos el proceso del Señor y no podemos avanzar, porque no vemos.

Saulo vio como Esteban estaba siendo apedreado y no entiende hasta que Cristo mismo se revela, la verdad que conocía se presentaba delante de él. “Yo soy ese Dios que tu persigues” y le quebranta.

Hna. Aurora: Desconocía a Jehová como Fuego consumidor, no podía entender que es un todo, la Gracia del antiguo testamento. Es Dios quien levanta un sustituto, Set, después de la muerte de Abel en manos de Caín. Empecé a ver lo que no comprendía. Fui confrontada por un tema que prediqué “la mujer cristiana es reverente y no orgullosa” Me cuestionaba ¿Por qué yo debía hacer algo que otros podían hacer? Era solo orgullo, estaba ensimismada y no entendía.

Pastora Eliana: “Amarás a Dios y a tu prójimo como a ti mismo” es un servicio al Señor, es por amor a él, que servimos a otros. Como mujeres estamos creadas para ayudar a nuestros compañeros, y cuesta entenderlo. Somos perfectas, idóneas para satisfacerlos. Abracemos este diseño maravilloso. Somos especial tesoro, creadas para ellos.

Es vivir las escrituras, La Verdad que nos hace libres, que corta cadenas. Entonces entendemos que es por amor.

Hna. Aurora: Siempre ha estado una palabra. Somos parte de un Reino, el reino de Dios, Él es la autoridad, y tenemos autoridades en la Iglesia, a las que nos sometemos como a Dios, vivimos bajo los estatutos del Rey, donde hay un orden y forma. El servir en el reino es con respeto. Yo no quería hacerlo, y cuestionaba como Dios se manifestaba. Entender el reino de Dios no fue sencillo, tampoco fue fácil. He sido muy bendecida. En este tiempo de pandemia, en especial en el servicio de Misericordia fue un hermoso tiempo.

Pastora Eliana: Vale la pena extender la mano al pobre, es ser la mujer de proverbios 31 “Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso”. No es fácil cocinar. Cuando no se sabe, el Señor pone alrededor ayudas para cumplir la labor. Me siento bendecida de cada vida. Es vivir la letra que aprendemos. Un largo camino que me sirvió también a mí. A través de ella yo aprendí, el Señor me dijo te enseñé a ti también. Había tiempos que me arrancaba de ella. La luz que estaba sobre su vida mostraba la vasija que era para formarla. Dios se revela a estos vasos impuros, nos quiebra y limpia, para que fluya Cristo, agua para beber; el Señor que nos quiere hacer plenas, transformar nuestros corazones en su diseño para nosotras. Mi deseo para con mi hermana era meter mi mano en su corazón y cambiarlo. Ahora doy gracias al Señor por su vida, porque se dejó tratar. El Señor quebranta, restaura, nos muestra nuestro pecado. Solo Dios hace las cosas perfectas. Procesos que terminan cuando Él nos llama.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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