Novio hermoso, El Príncipe de Paz, El profeta que llora

El libro de cantares expresa la belleza del amor entre Dios y la iglesia, entre Jesucristo y la novia. Es un libro de género poético, se dice que narra la historia entre Salomón y una mujer Sunamita en los jardines del palacio. Cantar de los Cantares representa el cántico de Jesucristo hacia la esposa y de la esposa hacia él, son versos poéticos y muestran el deseo de estos esposos, uno por el otro; se cree que fue escrito antes de que Salomón haya ido en pos de otras mujeres.

Cantar de los Cantares, el novio hermoso el mejor de los cantos, el canto por excelencia. “Cantar de los cantares” equivale a decir “Rey de Reyes”. Es la canción más bella que expresa el amor de Cristo por su iglesia.

¿Arde tu corazón de amor por Cristo?

Que el Señor me siga ayudando porque debe arder el amor de Cristo en mi vida, su amor es incomparable, es un amor grande, es un amor que el alma desea. 

“Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; lo busqué, y no la hallé, y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; por las calles por las plazas. Buscaré al que ama mi alma; lo busqué y no lo hallé”, Cantar de los Cantares 3:1-2. 

Aquí la amada responde tarde a un llamado del amado, ella estaba afanada en lo que hacía, se estaba lavando los pies y cuando ella cree estar lista acude al llamado del Amado, pero tristemente él ya no estaba entonces ella entró en desesperación y salió a buscar, sale en la noche, tiene una determinación de buscar a su amado, el novio hermoso. ¿Cuántas veces dejamos pasar el tiempo y no acudimos al llamado del Amado? ¿Cuántas veces nuestro corazón no arde por el novio hermoso? Muchas veces. Existen consecuencias, si la Sunamita hubiera salido al llamado del Amado estaría al instante con él, sin embargo ella al tardar tuvo que salir a buscarlo, en el camino sufrió dice que la tomaron y la golpearon. Tan parecido a lo que nosotros vivimos cuando el amado llama y no acudimos a su llamado, y tienen que haber consecuencias, en esas consecuencias sufrimos dolor porque hemos salido del propósito del Señor, ¡y si! un día lo encontraremos como la Sunamita lo hizo, pero el precio es dolor. El Señor nos ayude a ser prestas y correr tras el llamado del novio hermoso.

El Príncipe de Paz.

Isaías fue un profeta muy culto, pertenecía a una familia muy acomodada, creció entre la nobleza. Su ministerio duró casi sesenta años y cubrió reinado de cuatro reyes, Isaías habló principalmente para el pueblo de Judá aunque también habló a Israel. Para cierto tiempo Israel había caído e Isaías quiso tomar esta lección para el reino de Judá para enseñarle al rey Ezequías que sólo debe confiar en Dios. En Isaías se narran muchas profecías, una en particular muy hermosa, la promesa de un rey que iba a venir, el Mesías.

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. Isaías 9:6. 

Una nueva esperanza para un pueblo que iba a ser tomado por su pecado. Una promesa de que un remanente iría a ser salvo y que de El iba a venir el Príncipe de Paz. En Cristo nos curó, puede volver a tener sentido.

¿Habita el Príncipe de Paz en tu vida?

Por mucho tiempo el Príncipe de Paz no estaba en mi familia. Yo tenía conocimiento de la palabra, yo conocía que debería ser una mujer de paz, poner la otra mejilla cuando recibía agravio, pero no era así en mi hogar ya que siempre estaba juzgando, conociendo la palabra tenía una venda en mis ojos. Por siete años lloré pidiendo un hijo al Señor y él me respondió, pero cuando ellos crecieron empecé a reclamar contra ellos, reclamé también contra mi esposo; él tiene una enfermedad y yo lo juzgaba, no había paz en mi casa, yo no la daba.

Más como Israel el Señor provocó en mi vida un accidente vascular y a causa de eso perdí mi libertad, fuí cautiva de esa enfermedad, ya no podía solucionar todo, ya no podía mandar en mi casa; llegué a ser dependiente de mi esposo, de mis hijos, y en ese momento pude comprender lo que tenía y pude recibir el amor de mi familia, su cuidado. Por mucho tiempo me mantuve seria para no ser menospreciada en mi autoridad, pero no me valió de nada… más ahora después de mi accidente puedo disfrutar, ahora para mi esposo soy un vaso frágil, también para mi hijo. He dejado de ver lo malo, veo la bendición de Dios en mi vida al ver a mi familia, ahora hay paz, ahora puedo entender que el Príncipe de Paz puede estar en mi hogar. Gloria a Dios.

Jeremías

El profeta que llora

El Profeta Jeremías tan parecido al Profeta Isaías, Jeremías predicó en Judá, llevaba una palabra dura y profetizaba sobre la destrucción que iba a sufrir el pueblo de Dios. Estuvo cuarenta años enfrentando al pueblo advirtiendo el peligro de muerte si seguían pecando, pero el pueblo no oía entonces vino el juicio y Jeremías lloraba porque el pueblo era terco, ellos no querían entender lo que Dios les advertía. Durante todo el tiempo en que proclamó la verdad de Dios Jeremías fue perseguido por los profetas, quedó solo, sufrió de enfermedades, la escasez del alimento, era un siervo sufriente. 

¿Cómo vemos a Jesucristo en Jeremías?

Nuestro Señor cuando proclamó el evangelio proclamó la verdad de Cristo fue perseguido por los fariseos, no tenía dónde descansar, una vez casi fue muerto como Jeremías mas no era su tiempo, era despreciado por el pueblo que había venido a buscar y el lloraba cómo Jeremías lo hizo en su tiempo, Jesús lloraba porque sus hijos no querían escuchar.

“Al acercarse a Jerusalén, Jesús vio la ciudad delante de él y comenzó a llorar, diciendo: ¡Cómo quisiera que hoy tú, entre todos los pueblos, entendieras el camino de la paz! Pero ahora es demasiado tarde, y la paz está oculta a tus ojos. No pasará mucho tiempo antes de que tus enemigos construyan murallas que te rodeen y te encierren por todos lados. Te aplastarán contra el suelo, y a tus hijos contigo. Tus enemigos no dejarán una sola piedra en su lugar, porque no reconociste cuando Dios te visitó”.

Cómo Jeremías lloró, tantas señales diciendo que era el Mesías prometido y no le quisieron oír. El Señor que estuvo desde el principio, en la eternidad lloró por su amada Jerusalén. ¿Cuántas veces le había llamado para que se arrepienta? Una vez más su corazón estaba endurecido. De la misma manera, hoy Cristo llora cuando me aparto de él, cuando no quiero entender que él me llama con amor, pero he quedado con un corazón duro, él conoce nuestras tinieblas y quiere llegar con su luz pero somos tercos y ponemos límites al Infinito. Será triste si no nos arrepentimos, será triste porque a Jerusalén le llegó a su tiempo su juicio, así llegará para este mundo. Agradezco al Señor por la hermosa Palabra que nos llama.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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