Aprendiendo de la creación de Dios: La gallina

Las gallinas son aves omnívoras y con esto queremos decir que se lo comen todo, desde pequeños insectos, bichos hasta todas las sobras de comida que se originan en el lugar en donde viven; En el mundo hay más de 2.600 razas de gallinas. Se crían más porque su carne es rica en proteínas y sus huevos aportan innumerables beneficios. Pondrán unos 300 a 320 huevos. La gallina es instintiva. Cuando sus pollitos nacen ellas cluecan. Cuando necesitan alimento raspan la tierra. Duermen en lugares altos para no ser presa de ningún depredador. Incuban sus huevos cerca de 20 días, hasta que eclosionen y durante este tiempo pueden dejar de comer y beber mientras termina todo el proceso. Para construir sus nidos se quitarán incluso las plumas. Son muy protectoras.

La gallina es maternal, ella va tras sus pollitos y con gran paciencia los resguarda hasta que sea el tiempo, y estén grandes. Puede adelgazar, pues no estima su vida, toma  solamente dos veces agua. Su instinto maternal es tal, que aunque no tenga huevos ella empolla igual.

La gallina avisa que sus huevos están listos emitiendo algunos  sonidos.  Hay un dicho que dice: hablas como gallina clueca, pero ella hace ese ruido porque está empollando.

Me he visto muy reflejada en mi vida. Las situaciones nos hacen recordar las palabras que nos entrega el Señor. Jesús la menciona, es un ave mesiánica.

En Lucas 13:34 “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!  ¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste?”  Jerusalén era el lugar donde habían matado a varios profetas, mismo lugar donde él iba a ser muerto.  Pero con  gemidos, tal vez llorando, el Señor se compara a esta hermosa creación; la gallina mesiánica, quería protegerlos, alimentar y cuidar como la gallina protege a sus polluelos. Nuestro Señor manifiesta su gran amor por ellos. Habían muchos, era el tiempo de Pascua, venían de muchos lugares para ir al templo. Entre ellos también fariseos y ladrones. Jesús no estimó su vida.

La gallina es protectora.  Cuando ve el peligro hace ruido para reunir a sus pollitos y ellos pueden ser cubiertos bajos sus alas.  Los cuida de los ataque de depredadores, entre ellos la terrible serpiente.  Ella los defiende, infla su pecho, y puede echar su cuerpo sobre la serpiente e incluso llega a dar su vida por sus pollitos.  Así lo hizo nuestro Señor, dio su vida por nosotros, por nuestra salvación.

¿Cuántas veces el Señor nos dice que Él nos defiende y no queremos oír?

Abraham y su esposa Sarai en su peregrinaje llegaron a una tierra extraña. Ambos deciden decir una mentira y cuando estaba a punto de casarse el rey con ella, Dios envió una plaga a ese reino. La vida de Sarai fue cubierta por el Señor y no se casó. A pesar de que Abraham  la expuso, Dios la cuidó.

Aunque no veamos que estamos bajos sus alas, lo estamos. No es por vista es por fe. ¿Queremos como los pollitos ser cubiertas? Tremendas promesas:

Salmo 32:7 “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás. Selah
Salmo 46:1 “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”

Deuteronomio 31:6 “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará ni te desamparará.”


Sin embargo, muchas veces vemos la tempestad, y parece que las situaciones son muy grandes y sentimos que  hay un menosprecio, entendemos que somos polvo. Por esto, Jesús nos invita a ponernos debajo de sus alas.


¿Quiere estar cubierta?

Salmos 91:1 “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.”


Nosotros somos como ese polluelo, aunque a veces es más fácil tomar soluciones humanas.

¿Porque cuantas veces no he querido ayudar a nadie? 

Mientras crece el pollito se resguarda bajo las alas pero cuando está maduro la gallina deja que se vaya, no sale a buscarle, pues debe  velar por los pequeños que aún le quedan.

¿Eres pequeña? ¿Te quieres dejar cubrir bajo las alas del Altísimo?

Debemos ser cubiertas en la oración.

Isaías 46:3- 4 “Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.”

“YO” es importante porque es Dios quién promete cuidarnos. Dios quien se reveló a nuestras vidas. ¿Lo queremos?
¿Cuantas veces resistes  y no te dejas amar? A la primera situación nos afligimos, pero estamos bajo sus alas. El gran amor de Dios lo cambia todo y transforma. Él es  nuestro amparo y fortaleza.


¿Confiamos en el Señor o nos salimos de su regazo?  Fue muy lento el tema por el llamado que hizo el Señor para mi vida, ser pastores.  Las madres no dejan hacer a los hijos lo que quieren. No seamos porfiadas y aceptamos todo el alimento del Señor.  
Nos hemos acostumbrado a palabras bonitas y más encima no hacemos caso. 

Jesús vuelve pronto, Él ya no va a llorar y llamará a los polluelos para darles protección, seguridad, comida con su gran amor. Él viene a tomar a la novia, una novia preparada que quiso ser tratada.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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