Él es el Clamor de Israel, Él es el reflejo de la gloria de Dios

Él es el clamor de Israel

Lamentaciones significa, Queja con alguna muestra de dolor.

El libro de Lamentaciones, se escribió alrededor de 586 y el 575 a.C. No tiene un autor específico, pero se cree que la escribió el profeta Jeremías, esto de acuerdo a lo que narra en el libro de Jeremías. Probablemente está situado poco después de la caída de Jerusalén.

Este libro está dividido en cinco capítulos, cada uno de ellos son poemas. Los primeros cuatro, escritos en forma de acrósticos, es decir, que cada uno comienza con una letra del alfabeto hebreo.
En el libro de lamentaciones, podemos observar que Dios usó a los babilonios como castigo por haber ido contra la ley mosaica, es un libro que trata de la inestabilidad la destrucción y el sufrimiento del pueblo de Dios. La justicia de Dios es la causa de su desolación, sus enemigos ahora han sido puestos sobre ellos, fueron llevados en cautividad, cambiaron honra por desprecio y Jerusalén fue destruida por su pecado. Había mucho dolor, había hambre, tanto sí, que mujeres tomaron a sus hijos para comérselos.

Jeremías clamaba a causa de tanto dolor por su pueblo, no eran sus pecados eran los pecados de un pueblo qué no sé arrepentía. Hubo angustia en ellos y Dios los iba a juzgar, pero Jeremías aún continuaba orando y llorando para que el pueblo se arrepintiere, ese era el anhelo de su corazón.

Clamor: Conjunto de voces y gritos proferidos con vehemencia por una multitud, en especial para quejarse de algo, pedir algo o aclamar a alguien. Gritos de dolor o queja.

¿Qué hay detrás de Su Nombre?
“Jesucristo, Él es El clamor de Israel”

¡Sí! Nuestro Señor Jesucristo clamo por nosotros. En el libro de Hebreos 5: 7-9: nos dice:  Cristo en los días de Su carne habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, fue oído a causa de Su temor reverente.
Así como Jeremías clamó por Israel, Jesucristo clamó por nosotros y hoy también delante del trono del Padre, clama por nosotros, clama por nuestros hijos, hay un clamor con lágrimas y súplica, el Justo clamando por los injustos, por nosotros los pecadores. Él sabe la aflicción del hombre por el pecado.
“Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo”. Lamentaciones 3:1
Es Jesucristo qué
” habiendo sido hecho perfecto vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que el obedecen” (Hebreos 5:9)

Jerusalén fue destruida por su pecado, pero Cristo nos promete una ciudad celestial que no será destruida, porque “tiene fundamento cuyo arquitecto y constructor es Dios” Hebreos 11:10; Pronto llegará un día que en ese lugar no tendremos más razones para llorar y lamentar, ahí “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos”, Apocalipsis 21 4.

Jeremías nos muestra que el alma que peca va a morir, pero con el nuevo pacto, se  revela por la persona de Jesucristo. Hoy debemos llorar como Jeremías para clamar e interceder por los nuestros, para que puedan acceder al perdón de Cristo, a la redención por medio Él y alcanzar la vida eterna junto a nosotros. Cristo es el nuevo pacto, él es la oportunidad de vida, no perecemos por nuestro pecado, sólo por su gracia y eterno amor.

Él es el reflejo de la gloria de Dios

Libro de Ezequiel

Ezequiel significa “Dios fortalece”.

El libro de Ezequiel, se escribió alrededor de los años 593 y el 565 a.c. Ezequiel era profeta, era hijo de Buzzi, un sacerdote de Jerusalén.

Ezequiel es un libro que habla sobre el juicio, el castigo y la restauración del pueblo. En Ezequiel Dios habla a su pueblo comparándola como una vara quemada: ¿acaso serviría para alguna cosa?, también con una esposa rebelde y dos hermanas promiscuas.
En este libro también hace referencia a la profecía de los huesos secos Qué son revestidos de ligamentos, músculos y que viven. Ezequiel advirtió que la ciudad de Jerusalén sería destruida y que iría exilio, no habría más esperanza, los babilonios iban a tomarles, Pero un día iban a ser liberados, vendría restauración para Israel por parte de Dios y sus enemigos serían castigados por el dolor que causaron.
“Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre”.


¿Qué hay detrás de Su Nombre?
“Él es el reflejo de la gloria de Dios”

Jesucristo es el reflejo de la gloria de Dios que vio Ezequiel, en esta visión, un trono que muestra que hay un Rey que gobierna, que se mueve, que ejecuta Juicio.

La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad, y se detuvo sobre el monte que está al oriente de la ciudad. Ezequiel 11:23.

La gloria de Dios en el trono de la visión se movía, salió de Jerusalén a Babilonia junto a su pueblo. Pero también había una visión de que el trono iba a volver nuevamente a Jerusalén. 

Podemos aprender dos cosas: 

  • La presencia del Señor acompaño a los exiliados donde aquel remanente iba, aunque sus corazones estaban como piedra.
  • También, que el pecado es castigado, que la paciencia de Dios no traspasa Su Justicia. En el antiguo pacto, en “El alma que peque, esa morirá” Ezequiel 18:20. Y así fue. En el nuevo testamento nos advierte lo mismo. “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios” Hebreos 10:26–27 (NBLA). Habrá juicio también con condenación. Dios es Justo.

Es tiempo de no pasar por alto el pecado siendo indiferentes a las amonestaciones de Dios y arrepentirnos, no solo saber que estamos mal, y seguir impíamente.

“Pero si el impío se aparta de todos los pecados que ha cometido, guarda todos Mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá, no morirá.” Ezequiel 18:21 (NBLA):

Ezequiel representa la gloria de Dios. Como fuego, como carbón, como bronce. En su poder y fuerza, está con nosotros nuestro hermoso Salvador y un día volverá. Nos llevará ante su presencia a la Jerusalén Celestial, la cual descenderá y estaremos con el Eterno, el Infinito todo el tiempo. Arrepintámonos.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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