Es un animal bien conocido. Son tímidas, miedosas, mansas, incapaces de cuidarse; es un mamífero doméstico de la familia de los bovinos. Es el único animal que no se defiende. La oveja es la hembra del carnero y su cría es el cordero.
Pueden ser de varios colores. Su tamaño varía de 1 a 2 metros, su altura está entre 0.5 metros y 1.3 metros. Viven casi en todo el mundo, son cerca de 500 especies. La alimentación que necesitan es principalmente pasto, pero también comen hiervas y leguminosas. Es un animal rumiante, con 4 estómagos, regurgita. Tiene buen olfato. Su vista es limitada, solo mira de frente.
Es útil porque provee lana y leche. Y el cordero da su carne.
Es el único animal que no tiene defensa. Nosotros siempre queremos defendernos. Abrimos nuestra boca ante una orden y nos creemos autosuficientes, decimos no necesitar el consejo o la guía de nadie. Debemos lanzar nuestra aflicción sobre el Señor. “Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.” Proverbios 3:5.
El Señor no abrió su boca: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” Isaías 53:7.
Escucha solo la voz de su pastor. “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen” Solo siendo ovejas podemos escuchar su voz. La voz del pastor es la que tiene la respuesta. Es quien dice que debemos hacer.
Ser dependientes del pastor. Como ovejas para vivir necesitamos del Señor. Su callado es lo que nos da sustento, guía, esperanza, vida y la muerte. Necesitamos de Jehová el buen pastor (Salmo 23) cuando entendemos que somos dependientes podemos entender a nuestro pastor. Dios es el único que nos puede cambiar. Debemos aprender de la oveja a ser mansos de corazón, vivir bajo su cuidado providencial, confiar en que el Señor es quien nos hará justicia.
Corazones transformados por Cristo 