Juan 3 : 1-3: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.
Entendemos por ser una nueva criatura lo que la Biblia nos enseña, que es un cambio rotundo, un giro a 180 grados ya que para nosotros como cristianos es ir contra la corriente. Por naturaleza somos pecadores y todo el mundo va tras la corriente de este río que es el mundo, pero nosotros los hijos de Dios cuando nacemos de nuevo se abre nuestra mente, se quita la venda de nuestros ojos y podemos ver realmente donde va dirigido ese río, que es al abismo, la condenación. Una vez que hemos entendido y hemos confesado a Cristo decidimos nacer de nuevo, esto es simbólico, lo explicaba Jesús y nosotros cuando vamos a las aguas en un acto de obediencia, creyéndole al Señor; sabemos que todo nuestro pecado y vida pasada queda atrás, es ahí cuando nacemos de nuevo y esto es lo que Nicodemo no entendía, por misericordia hoy en día la Palabra ha sido rebelada y podemos entender esto.
Entonces todos nosotros como jóvenes tratamos de buscar nuestra identidad y surgen en el mundo tribus urbanas para buscar quienes somos, que queremos estudiar en la adolescencia y juventud. En el mundo espiritual es algo parecido, comenzamos a aprender, a alimentarnos con pan espiritual, aprendemos la doctrina que solo Cristo es el Señor y que solo a Él debemos servir, que debemos amar a nuestro prójimo, que no debemos mentir, que no debemos matar, doctrinas que fundamentan nuestra Fe y esto define como es construida nuestra casa para saber si nuestro cimiento es débil. Nuestro cimiento debe estar firme, debemos cuidarnos cuando vamos creciendo de las falsas enseñanzas y acudir a los más adultos para entender bien esta palabra, cuando definimos nuestra identidad podemos responder estas preguntas, Cristo dio la vida por nosotros y nos sacó de esa esclavitud diabólica, lo importante es que nuestro cimiento no se mueva a pesar de las corrientes de este mundo, ser nuevas criaturas y dar el ejemplo en todo, guardar mi vocabulario, mis pensamientos. Debemos luchar todos los días contra esta identidad carnal que fluye de nosotros. Alimentemos nuestro espíritu para que este cuerpo sea sometido y que Jesucristo dirija nuestro templo porque el corazón es engañoso, cuando somos nueva criatura no podemos seguir teniendo los modismos de este mundo, es importante dejar atrás nuestra vida pasada.
Romanos 6:1: ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? De ninguna manera hermanos, el Señor nos libre de pecar deliberadamente y a propósito porque eso es pecado. Cuando llega Jesús a nuestras vidas y nos dejamos tratar por Él nuestra vida se ordena y nos volvemos una nueva criatura, mis hermanos dejemos tratarnos por el Señor y seremos verdaderamente hijos de Dios.
Corazones transformados por Cristo 