Reconstructor, Valiente Mardoqueo, Redentor que vive

Reconstructor de murrallas destruidas

El libro de Nehemías cuenta como se reconstruyeron los muros de Jerusalén; estos estaban caídos por el juicio que Dios había ejecutado en manos de los asirios y los babilonios para disciplinar a Israel y a Judá. Israel había desobedecido. También relata el regreso de algunos israelitas a Jerusalén, tiempo después que vino Esdras.

Nehemías (“Jehová consuela”) hijo de Hacalias (“Dios se ha escondido”) era el copero del Rey; era un hombre de confianza además un hombre intelectual.

El libro de Nehemías relata la reconstrucción de los muros de Jerusalén a pesar de la mucha oposición. La reconstrucción de los muros traerían esperanza nuevamente a Israel y también se cumpliría la profecía de que después de 70 años los israelitas volverían una vez más a Jerusalén. Esta reconstrucción se hizo en 52 días.

¿Por qué los muros eran importantes?
Un muro es una construcción para que lo que esté dentro esté resguardado, un muro es una protección de lo de afuera, un muro era muestra de fortaleza. Los muros eran tan importantes como las puertas. En Jerusalén estos estaban destruidos y quemados. 

Si los muros de una ciudad están  destruidos, el enemigo con facilidad podría entrar para dañar, para destruir y hacer despojo.

Si nuestros muros están destruidos nuestras vidas están en peligro,  el enemigo tendrá la facilidad de entrar habrá derrotas si hubiera guerra. Si los muros están caídos habrá escombros, habrá mal.

“Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio”. Nehemías 2:17

¿Te estás dejando reconstruir?

Así como Nehemías llevó al pueblo de Israel a la reconstrucción de los muros, Cristo también vino a nuestra vida para reconstruir lo que estaba destruido. Reconstruir es más pesado que construir porque para reconstruir se necesita sacar los escombros, derribar lo que todavía queda para hacerlo nuevo. Tanto trabajo que le doy al Señor. Agradezco Su paciencia con mi vida y que no se canse, que saque los escombros que han estado por tanto tiempo en mi para que reconstruya.

Tener los muros reconstruidos es estar en la voluntad de Dios, es estar guardada del enemigo. La muralla permanecerá destruida si no hay búsqueda del Señor, si no hay oración, si no nos acercamos a Su presencia, si no nos acercamos al reconstructor; a Jesucristo.

Valiente Mardoqueo

El Libro de Ester nos narra acerca de un remanente de Israel que había permanecido en Persia en el tiempo en que los judíos retornaban a Israel a Jerusalén. Estos judíos estaban en peligro porque había un hombre malvado llamado Naamán que que los odiaba, en particular odiaba a mardoqueo.

Todos los servidores de palacio asignados a la puerta del rey se arrodillaban ante Amán, y le rendían homenaje, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ante él

En el Libro de Ester se narra que Naamán quería ser reverenciado, esto iba en contra de la ley del Señor y Mardoqueo bien lo sabía y valientemente no se postró ante este hombre malvado. Esta valentía fue traspasada a su sobrina Esther cuando ella se presentó ante el rey sin que fuera llamada, porque ella pudo haber muerto en ese instante. Esther fue valiente al declarar su nacionalidad como Mardoqueo le había aconsejado cuando había una sentencia contra todo judío.

El valiente Mardoqueo representa a nuestro Señor Jesucristo, él no se postró ante el enemigo cuando fue tentado, él no consideró su vida sino aún estuvo dispuesto a pagar el precio de adorar solamente a Dios y hacer Su voluntad. Es Jesucristo el Valiente Mardoqueo que nos insta a ver en que posición estamos, incluso estar dispuestas a perecer por su causa.
¿Te sientes liberada?
Jesucristo es El Valiente Mardoqueo que nos libera del decreto del rey,  no permitiendo que nuestras vidas sean tomadas para muerte si no que con un plan maravilloso sean preservadas hasta la eternidad.

Redentor que vive


El libro de Job narra diálogos de él con cuatro amigos, como su vida fue probada cuando sus hijos fueron muertos, cuando sus posesiones fueron destruidas y su salud fue quebrantada. Habla sobre la justicia de Dios, la justicia de Job. En este libro habla que Job me muestra justicia cuando su mujer le dice que maldiga a Dios. Este libro también quiere explicar el sufrimiento, pero llega un punto en que Job empieza a reclamar a Dios.
¿Has sentido que las tormentas de la vida Él ha estado contigo?

 Por más grande que sea la tormenta el Señor espera que confiemos en Él.  Las tormentas hacen que nuestra paciencia crezca si esperamos en Él.
Porque Dios hace como él quiere en Su tiempo, quiere que seamos como el oro refinado y brillante sin defecto. Yo por un tiempo me sentí sola. Fue cuando me separé de mi esposo, por mucho tiempo le pedí al Señor para que me ayudara, mi esposo me maltrataba, como creyente me decía palabras hirientes. Pero siempre estuvo el Señor. Yo sé que siempre ha estado en estos años y quién me ayudó a a cuidar a mis hijos. De Dios vino la provisión. Él me tomó como viuda y es mi esposo. Todo lo que padecemos es al lado del Señor. Dios no me mandó enfermedad más siempre ha sido muy bueno conmigo. Es el enemigo que viene a matar y a destruir, pero Cristo viene a dar vida, vida nueva. Porque:
” Yo sé que mi Redentor vive y al fin se levantará sobre el polvo” Job 19:25
Si usted todavía está pasando sufrimiento y no tiene a nuestro Redentor es su vida, éste es el momento en que pueda venir ante Su presencia y clamar a él.

Correo ieclacisterna@gmail.com Horas Reunión domingo 18:30hrs// Reunión de oración: martes 20:00hrs // Clase de Dorcas: miércoles 19:00hrs// Reunión jueves 20:00hrs
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